Las mujeres se lanzan a la conquista de la presidencia

Medio centenar de falleras ya dirigen el día a día de los casalesMaestro Arambul Sanz-Campanar y Avenida de Burjassot-La Parreta cuentan con dos féminas al frente de la comisión

Ser presidente de falla es toda una responsabilidad. No sólo por el reto de tener a todos los falleros contentos, que ya es difícil, sino también por las obligaciones legales que conlleva. Hasta ahora la presencia de la mujer en la máximo escalafón de los casales ha sido más bien testimonial, pero en los últimos ejercicios y especialmente este año, empieza a haber un cambio.

Según datos facilitados por la Junta Central Fallera, en el ejercicio de 2017 había 36 mujeres presidentas, pero para este ejercicio ya hay 47.

Esta cifra podría ser superior si se contabilizaran las presidencias que son compartidas por una gestora, aunque oficialmente sólo consta el nombre del representante.

En el casal de Maestro Arambul Sanz-Campanar mandan dos mujeres. Se trata de Isabel Quinzá y Elena Lliso. Según explica Isabel, «decidimos presentarnos porque nos gusta y porque la falla necesitaba ayuda». Isabel había siso antes secretaría y Elena, delegada de infantiles. Apostaron por hacer un tándem para repartirse el trabajo.

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«Elena, al ser artesana ceramista, tiene una vertiente creativa y yo soy más de números y de gestionar el papeleo», añade Isabel. Además, Elena añade que este año su hijo, Elvis Rafael, es presidente infantil.

Como anécdota, Elena detalla que «han apostado por una mujer para hacer las fallas. Será la primera vez que tengamos una fémina como artista fallera. Se trata de Inma Ibáñez. Hará la grande y la infantil».

Como la madre de Elena es experta en indumentaria, les hará un traje a juego. «El corpiño será del mismo color y la falda tendrá el mismo dibujo pero con diferentes tonos. Será nuestro traje de presidenta», bromea Isabel.

En Avenida de Burjassot-C. La Parreta la presidencia es cosa de dos mujeres, Raquel Royuela y Virginia Escalada. Raquel es la que figura en la Junta en el cargo y ya lleva cinco años y Virginia se ha unido para apoyarla. «Fui fallera mayor en 2001 y 2010, pero hace cinco años hubo dos candidatos, un chico y yo, y me eligieron. Soy fallera de toda la vida, pero se aprende mucho acudiendo a los plenos y a las asambleas de presidentes. Y en la falla, hay que saber unir y escuchar a todos», comenta Raquel. Por su parte, Virginia detalla que fue fallera mayor en 2011 «pero me entró el gusanillo de probar otras facetas. Nos haremos una banda roja, que es el que distingue a los presidentes».

En Padre Luis Navarro-Remonta, Mari Carmen Gurrea, lleva ya 13 años de presidenta. «Primero fui cinco años presidenta de la agrupación del Marítimo. Somos una comisión con 48 falleros y se dirige bien. Muchas compañeras tienen que repetir de falleras mayores».

Pepa Gómez cumple su segundo año en Borrull-Socors. Fue fallera mayor en 2016 y de ahí dio el salto a la presidencia. Ha sido la primera mujer de la comisión en ejercer el cargo. «Los mayores de la falla tenían ganas de que los jóvenes cogiéramos el testigo. Yo había estado en la directiva, en cultura con el teatro y el llibret, y cogí el testigo». De hecho, su microrelato teatral obtuvo premio de la Junta. La mala suerte hizo que el 15 de marzo enfermara de neumonía «y estuve un mes en la cama y me perdí las Fallas. Este año repito y seguiremos haciéndonos la falla», explica.

En Alqueries de Bellver-Garbí, Mar Ballesteros ejerce de presidenta por tercer año. «Teníamos un presidente, Antonio Gasó, que estuvo 25 años. Ahora está al frente de la presidencia de la agrupación Benicalap-Campanar y cogí el relevo. Los dos primeros años compartí el cargo con Raquel Edo y este año, en solitario. Hay que invertir horas, pero a mi me gusta y si te rodeas de un buen equipo, es fácil». Mar utilizará la banda de presidenta cuando vaya a actos colectivos.

En la falla Quaranta-huit, los falleros han reelegido a María Dolores Blasco. «Soy fallera desde los cinco años. No se presentaba nadie a la presidencia y, como había sido muchos años vicepresidenta y había llevado protocolo, asesoramiento a falleras mayores, falleros de honor y el libret pensé que podría hacerlo». Su padre, Rafael Blasco Gómez falleció siendo presidente y su hermano, Rafael Miguel, también ostentó el cargo. Es la tercera persona en la familia en dirigir la comisión.

En Rosario-Plaza Calabuig el símbolo del fajín rojo le corresponde a Cristina Suay. «Antes había una gestora con tres personas y ahora estoy yo. Quería que todo el mundo estuviera representado en la directiva y he dado entrada también a gente joven. Somos mitad chicos y mitad chicas». Como desde que su hija fue fallera mayor infantil hace siete años no se vestía, ahora está preparando su ajuar de indumentaria.

En Conserva-Berenguer Mallol, Nati Collazo repite presidencia. «Llevo en la comisión 30 años. El pasado ejercicio no salía presidente y me ofrecí para que la falla siga adelante. Me vestiría todos los días de valenciana».