Los arqueólogos identifican restos de dos torres, cimientos de muros y el arranque de un puente destruido por una riada en 1517

[wp_ad_camp_2]La renovación de la tubería de agua potable que discurre por la marginal derecha del viejo cauce ha servido para destapar tres tramos de la muralla medieval construida a partir del siglo XIV. El proyecto comprende varias fases desde las inmediaciones de la calle Guillem de Castro hasta el puente del Real, con una longitud total de 1.589 metros. La previsión es que esté finalizado en 2018.

La concejalía del Ciclo Integral del Agua ya dispone del informe arqueológico donde se describen al detalle los hallazgos. Uno de los tramos se solapa con el anillo ciclista, que apenas ha durado cuatro meses sin que se levante un parte del pavimento. A partir del día 21 comenzará además otro tajo de obra que afectará al itinerario entre el puente de San José y las Alameditas.

En cuanto a los hallazgos arqueológicos, en el primer carril de la calzada de Guillen de Castro desde el 134 al 144, se han documentado restos de finales del siglo XIV y principios del XV. Se trata de dos de las cuatro torres que se encuentran en el tramo desde el IVAM hasta la plaza de Portal Nou.

Junto a la salida del puente de San José, salieron a la luz cimientos de muros y de un puente anterior ya desaparecido, antes puente de Santa Cruz, construido en el primer tercio del siglo XIV y destruido tras una riada en 1517.

En cuanto al tercer vestigio de la muralla que rodeaba la ciudad, en la calle Blanquerías se han documentado elementos del recinto defensivo de finales del siglo XIV, principios del siglo XV. Se trata de una torre y su cubo de cimentación así como una barbacana, foso y elementos de la destrucción de la muralla.

El recinto se hallaba rodeado de un foso excavado frente a la cerca que estaría abierto en su mayor parte hasta el siglo XIX. Durante las obras se ha podido recuperar más de 50 metros de longitud de esta construcción. Su colmatación se hizo con grandes bloques de tapial de mortero y piedra pertenecientes al derribo de muralla en 1865 por orden de Cirilo Amorós, además de abundantes fragmentos cerámicos, en su mayoría azulejos policromos de los siglos XVIII, XIX y XX, cerámicas bizcochadas (lebrillos, cántaros y tinajas) y cerámicas vidriadas (ollas, cazuelas y lebrillos).

Fuentes del departamento dirigido por el concejal Vicent Sarrià señalaron que los hallazgos no afectarán a los plazos de ejecución de las obras, que se han centrado en verano para minimizar los atascos de tráfico. En el paso inferior del puente de las Artes, por ejemplo, se ha suprimido de manera temporal uno de los dos carriles.

La decisión ha sido documentar los restos y cubrirlos para su conservación con algún tipo de material que los separe del hormigón. Entre las sorpresas que ha deparado este trabajo se encuentra la ubicación de la muralla en la calle Blanquerías, donde se creía más próxima a las fachadas de los edificios.

En síntesis las obras consisten en la sustitución de una tubería en servicio desde hace un siglo por otra que la triplica en capacidad, además de eliminar las frecuentes fugas de agua presentes en las instalaciones tan veteranas. En la programación del Ciclo Integral del Agua está pendiente de planificar el tramo que va desde las torres de Serranos hasta el puente del Real, divididos en tres fases para su ejecución.

Después de la conquista cristiana de Valencia por el Rey Jaume I en 1238 se amplió el recinto de la ciudad y se construyeron nuevas edificaciones públicas como la muralla, que se comenzó a levantar en 1356 por el Pere IV de Aragón, lo que contribuyó a cambiar la trama urbana de la urbe islámica.

Esta nueva muralla hizo que se triplicase la superficie del casco urbano y quedaran incluidas amplias zonas sin urbanizar y que se mantendrían como huertos hasta época muy tardía. Está delimitada por la actual ronda interior.