Los emblemas verdes olvidados de Valencia

Varios grandes parques de la ciudad presentan evidentes signos de abandono
Las malas hierbas crecen frente al Palau de la Música, una zona del Parterre lleva años acordonada y hay barrios con jardines sin podar

Valencia cuenta con 4.778.231 metros cuadrados de zonas verdes, de los cuales más de una cuarta parte pertenecen al Jardín del Turia, el más grande de la ciudad y uno de los parques más extensos de España. En total, son 640 puntos verdes de distinta extensión, de los cuales 15 son parques urbanos, siendo el más grande Viveros. Pero esta panoplia de zonas de asueto y pulmones verdes distribuidas por toda la ciudad presenta, justo cuando empieza el buen tiempo y los valencianos salen a disfrutar del tiempo libre, un aspecto más que mejorable en varias zonas muy transitadas, como el Jardín del Turia, el Parterre, los parques de Benimaclet o el de Polifilo, situado a espaldas del Arnau de Vilanova y la única zona verde de que dispone el barrio de Beniferri y el norte de Campanar.

El más evidente es el mal estado que presenta el jardín del Turia a su paso por el Palau de la Música. El reventón la pasada semana de una tubería en la parte del parque tendente a la avenida Jacinto Benavente anegó la zona e hizo que los visitantes del jardín recorrieran puntos de hierba descuidada. El entorno del Palau de la Música está adoquinado, pero entre los ladrillos del suelo sobresalen malas hierbas que han llegado, en algunos puntos, a levantar por completo el asfalto. Además, los alrededores de una de las infraestructuras culturales más importantes de la ciudad están jalonados de alcorques vacíos. La reforma pendiente del jardín griego situado río abajo, a escasos metros de los jardines, afea el entorno porque la zona está vallada. El estanque central también está lleno de basura, pese a que se limpia a menudo.

Sin planes para la plaza Joaquín Dualde
La concejalía de Urbanismo ha reconocido que por el momento no tiene ni planes ni presupuesto para adecentar la plaza Joaquín Dualde, situada en el barrio de Marxalenes. Así lo ha hecho como respuesta a preguntas del grupo municipal de Ciudadanos durante el pasado pleno. El concejal Narciso Estellés califica el estado del parque de «manifiestamente mejorable». «De hecho, según hemos conocido, no se han acometido obras de mejora ni inversión alguna desde hace 40 años», apuntó Estellés en la pregunta, a la que Urbanismo ha respondido haciendo referencia a los 24 años de «abandono» del PP: «En un año y medio no se ha podido disponer ni de tiempo ni de presupuesto para corregir 24 años de abandono».

El aspecto de abandono de los alrededores del Palau se ve acentuada porque es una de las zonas más transitadas durante el fin de semana, en parque gracias a su proximidad con el Gulliver, que sigue siendo el parque infantil más visitado de la ciudad. No es extraño ver a niños que juegan al fútbol en un campo improvisado en el que las porterías las componen dos palmeras dañadas por el picudo o dos alcorques vacíos. El Consistorio anunció esta semana que rehabilitará parte de las tuberías que nutren el estanque central debido al problema del pasado domingo.

Esta situación de abandono en los estanques se repite en otros parques de la ciudad, como el de Polifilo. Es uno de los más desconocidos de la ciudad, pese a contar con 39.399 metros cuadrados. Se ubica en el novísimo barrio de Beniferri, a espaldas del Hospital Arnau de Vilanova. Este parque urbano cuenta, sobre todo en su parte norte, con varios estanques o lagos artificiales que se encuentran llenos de suciedad, concretamente de hojas muertas. En otros momentos, estas zonas con agua han llegado a estar totalmente resecas.

En mal estado se encuentra, también, la plaza Alfonso el Magnánimo, el Parterre. Se trata del parque más céntrico de la ciudad y uno de los más transitados por encontrarse a escasos metros de un conocido centro comercial y de la calle de la Paz y el Palacio de la Justicia, epicentros del comercio y la justicia, respectiva y evidentemente. El parque está cuidado. Los residentes en la zona aseguran que casi cada día hay operarios de Parques y Jardines cuidando las flores o el césped a los pies de la estatua del rey Jaume I. Sin embargo, a los pies del centenario ficus, en el extremo del parque más cercano a Capitanía, hay una zona umbría que continúa acordonada y que permanece así desde hace años, sin que los recientes trabajos para construir un carril bici a escasos metros del parque hayan mejorado su situación. Es la que está a los pies del ficus centenario, cuyas raíces, que se han extendido bajo los bancos y los muros del parque, han levantado tanto la escalera como parte de los bancos. En ese punto hubo varias caídas hace años, por lo que el Consistorio, entonces del PP, decidió vallarlo. Rehabilitar la zona no es tan fácil, dicen, porque tanto el ficus, como árbol monumental, como el entorno, están protegidos.

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Menos justificación tiene el estado en el que se encuentra el llamado Parque de la Cultura, situado entre las calles Quevedo, Hospital y Guillem de Castro. La obra de rehabilitación del mismo terminó en 2012 y la firma el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra. Los trabajos costaron 3,7 millones de euros. Ahora, cinco años después, lo cierto es que el jardín ha vivido tiempos mejores. Al general abandono de las zonas verdes (muy reducidas tras la rehabilitación, lo que provocó las quejas de los vecinos), se suman los actos vandálicos a los elementos situados por Vázquez Consuegra en forma de museo al aire libre junto al mismo Muvim. En este punto, adoquinado, se amontonan restos del antiguo hospital, que han sido víctimas de ataques vandálicos y de pintadas. Por el empedrado sobresalen malas hierbas y la zona ladrillada situada en el centro del parque es lugar habitual de descanso de indigentes que buscan refugiarse del frío de las noches al raso.

Pero no solo los parques del centro de la ciudad sufren abandono. Quizá con más fiereza, los jardines situados en los barrios de Valencia se agostan lentamente ante la atónita mirada de los vecinos. Así lo denuncian desde Benimaclet, donde residentes en la calle Dolores Marqués lamentan el estado del parque en la confluencia de esta vía con la avenida de Valladolid. «Está sin podar y las ramas llegan al suelo», denuncia un vecino. El Consistorio ha repetido, en múltiples ocasiones, que la poda es una cuestión sensible que ha de ser programada por los técnicos de parques y jardines, especializados en saber cuándo un árbol ha de ser podado y cuándo se le ha de dejar crecer. Sin embargo, los residentes que ven día a día parques como el de Dolores Marqués creen que la falta de poda denota abandono. El mal estado de este jardín en particular llega incluso a la zona de juegos infantiles, también víctimas del vandalismo en forma de pintadas. En los parques para niños, denuncian los padres, la tierra que conforma el suelo «está sucia y llena de orines de perro», lo que da más olor e insalubridad a la zona donde juegan los más pequeños. Las lluvias de esta semana, que se han repetido a lo largo de todo el invierno, agravan una situación que residentes en Benimaclet dicen que se extiende a otros parques del barrio.