El director de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, de visita en Madrid en el World Law Congress, reconoce a LA RAZÓN que la crisis humanitaria en Venezuela es inédita, «no tiene precedentes en la historia moderna de América Latina».
¿Puede la ayuda humanitaria ser «política»?
La ayuda humanitaria a Venezuela es necesaria y central. En HRW hemos comprobado en el terreno y estamos en plena investigación con unos médicos especialistas de John Hopkins University Hospital, sobre los índices de desnutrición, de mortalidad materna e infantil, examinando la extensión de enfermedades que habían sido prácticamente erradicadas de Venezuela como el sarampión, la difteria. También se ha disparado la malaria. Asimismo, la mitad de todos pacientes de VIH (unos 90.000) no tiene el tratamiento adecuado. Es indignante escuchar por parte del régimen de Maduro (o sus partidarios) que esto simplemente es una operación de tipo político y no una necesidad real que sufren especialmente los más pobres. En HRW estamos haciendo investigaciones sobre la catástrofe humanitaria de Venezuela, que quizá sea la razón fundamental que explique el éxodo masivo de venezolanos a la región. La salida de más de 3 millones de venezolanos, que han salido con lo puesto, con la esperanza de conseguir un trabajo en Colombia, Brasil… y enviar remesas para que sus familiares puedan sobrevivir en Venezuela. Esta catástrofe no tiene precedentes en la historia moderna de América Latina.
No obstante, los militares acaban de decir que la ayuda sólo entrara por encima de su cadáver. ¿Por qué se niegan?
Los militares no son una instancia neutral, ajena al régimen de Maduro. Maduro está sostenido por los militares. Es una dictadura militar cuyo títere se llama Maduro. Es una cuestión políticamente muy difícil a la que se enfrenta la comunidad internacional, porque obviamente tanto Europa, como América Latina y EE UU quieren ayudar y quieren entregar esa ayuda. Si los militares dicen que no van a tolerar esa ayuda, supone un obstáculo muy serio. Ojalá que redoblando la presión internacional se pueda conseguir que se imponga la razón y los militares venezolanos cedan. Cabe recordar que esta catástrofe humanitaria en Venezuela no es algo que se esté desarrollando en las últimas semanas. Es algo que, por lo menos, lleva casi tres años. Y durante todos estos años lo que ha hecho Maduro es negar que exista tal crisis humanitaria. Han sostenido tajantemente que hay pleno abastecimiento, que hay medicinas y que esto forma parte de una campaña de desprestigio orquestada desde el interior y por la oposición. Que esto es una ficción y que no hay tal crisis humanitaria. Ha costado mucho y, sobre todo, mucho sufrimiento y mucho exilio el que hoy la comunidad internacional tenga una postura unánime. Me refiero a las principales democracias del mundo (lógicamente no a Rusia, Cuba o China) que han expresado una línea similar rechazando la legitimidad de Maduro y están pujando por esa ayuda humanitaria. Son 51 países, también se han unido Japón y Australia. Eso sí, Maduro ha variado su discurso, es totalmente contradictorio, pues finalmente dice que va a entrar ayuda de otros países como de Rusia. Pero creo que ya no puede alegremente negar la realidad de Venezuela y espero que no pueda impedir el ingreso de esa ayuda humanitaria que tanto lo necesitan los más vulnerables en Venezuela.
La entrada de ayuda humanitaria el 23F, ¿supondría un punto de inflexión?
Es muy difícil hacer previsiones porque estamos en un terreno único, novedoso. Es difícil encontrar escenarios o experiencias similares. No quiero entrar en las predicciones o hacer pronósticos. La tarea nuestra es verificar hechos y conforme esos hechos formular recomendaciones. ¿Es el desabastecimiento de alimentos y medicinas un problema real en Venezuela? Lo es. Sí, efectivamente. Y quizá el factor principal que explica el éxodo masivo. ¿Qué hace falta hacer? Contar con el apoyo de la comunidad internacional para por lo menos paliar, pues no va a resolver el problema. El problema es de una profundidad y una extensión dramática. Pero por lo menos intentar paliar la situación interna en Venezuela.
Fuente: La Razón