Maroto y Montserrat, al alza

El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, pretende celebrar la semana que viene el Comité Ejecutivo en el que se apruebe el nuevo organigrama del partido y la integración de la lista de la candidatura perdedora, la de Soraya Sáenz de Santamaría. Antes quiere entrevistarse con la ex vicepresidenta del Gobierno, que ayer dejó su futuro personal en el aire. Los Estatutos del partido establecen que la Secretaría General debe ser ocupada por alguien de la lista de 35 vocales del Comité Ejecutivo con la que Casado pidió ayer su apoyo al Congreso extraordinario del PP. Lógicamente, ahí no está el nombre de su contrincante, pero, en cualquier caso, en el partido es difícil ver el encaje a las órdenes del nuevo presidente nacional de quien lo ha sido todo en el Gobierno y en la formación durante la etapa de Mariano Rajoy. Desde vicepresidenta con plenos poderes a portavoz parlamentaria. No obstante, Casado jugó ayer estratégicamente la baza de la Secretaría General y se reservó el nombre de la persona elegida para reforzar ante el Congreso la imagen de que su voluntad es integrar al máximo nivel a los miembros de la otra lista.

La nueva etapa que abre el PP forzará de una manera más o menos brusca la «jubilación» de algunos de los dirigentes que han sido referentes en la etapa de Rajoy. La ex secretaria general María Dolores de Cospedal ya ha anticipado su voluntad de pasar a la vida privada, aunque se ha especulado sobre la posibilidad de que tuviera un «retiro» en Europa. Y en posición de salida se ve también al ex ministro Cristóbal Montoro e incluso a Javier Arenas, aunque siga siendo miembro nato del Comité Ejecutivo del PP por el cargo que ocupa en el Grupo Popular en el Senado. Arenas ha sido uno de los grandes apoyos de Sáenz de Santamaría y aunque mantenga su estatus, perderá en esta nueva etapa su capacidad de influencia porque no está en el núcleo de confianza del nuevo líder.

La Secretaría General es previsible que la herede otra mujer, y en la nueva estructura de dirección tendrá un papel muy importante Javier Maroto, que junto con Andrea Levy ha sido compañero de batallas y de confidencias de Casado desde las Vicesecretarías que ocupaban en la organización popular.

El director de la campaña de Casado, Teodoro García Egea, diputado por Murcia; la portavoz del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; o ex ministras como Dolors Montserrat entran con fuerza en el nuevo equipo. Igual sucede con otros estrechos colaboradores en la campaña de Casado como la ex alcaldesa de Fuengirola Esperanza Oña, enfrentada con Arenas y que desde el primer momento se posicionó a favor de quien ayer fue nombrado nuevo presidente nacional del PP.

Tanto el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como Cospedal han conseguido «cobrarse» su cuota de poder en el nuevo organigrama por el apoyo brindado a la candidatura de Casado. El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente del PP en La Coruña, Diego Calvo; y la diputada por Orense, Ana Belén Vázquez Blanco, formarán parte del Comité Ejecutivo Nacional. Feijóo ya lo es en su condición de miembro nato como presidente regional. En cuanto a la nueva Junta Directiva del PP, contará con la presencia del vicesecretario del PP gallego y presidente del PP de Santiago, Agustín Hernández; la presidenta del PP de Vigo, Elena Muñoz, y el también vigués y ex presidente de Nuevas Generaciones en Galicia Javier Dorado.

Cospedal se ha apuntado la integración de sus «notables» en la nueva Ejecutiva, ya que entran todos los ex ministros que se colocaron de su parte: Rafael Catalá, Isabel Tejerina, Juan Ignacio Zoido y la catalana Dolors Montserrat.

Para la integración de todos los aspirantes a la sucesión de Rajoy que se quedaron fuera en la primera vuelta, y que hicieron piña con Casado para desbancar la alternativa de Sáenz de Santamaría, el nuevo líder ha hecho uso de las cinco vocalías de libre designación para el Comité Ejecutivo que dependen directamente de la decisión del presidente nacional. Por esa vía se incorporan el ex ministro José Manuel García Margallo, el diputado José Ramón García Hernández y el ex concejal valenciano Elio Cabanes, crítico con la gestión de Rajoy en Cataluña y de la moción de censura. Cospedal sigue siendo miembro nato del Comité ejecutivo como presidenta del PP de Castilla-La Mancha, pero se queda fuera Sáenz de Santamaría, salvo que asumiese alguna responsabilidad en la nueva dirección del partido.

También están en el nuevo Comité Ejecutivo el alcalde de León, Antonio Silván; la ex alcaldesa de Ciudad Real Rosa Romero; el alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González-Querol; o el consejero madrileño Carlos Izquierdo, entre otros.

La incógnita que se resolverá en los próximos días es ver cuántos miembros del equipo de Sáenz de Santamaría acaban incorporándose a una nueva dirección en la que claramente estarán en minoría frente a los incondicionales de Cospedal y otros cargos que se han posicionado con toda rotundidad en contra de la ex vicepresidenta.

La intención de Casado es «hacer todo lo que esté en su mano» para conseguir que se produzcan «fichajes» que ayuden a trasladar al partido a nivel nacional la idea de que hay unidad y voluntad de no dejar ninguna herida abierta, según anticipan fuentes de su entorno. También prevén que respetará direcciones regionales como la andaluza, donde Juan Manuel Moreno se posicionó a favor de Sáenz de Santamaría. «No llega con intención de provocar ninguna revolución traumática ni ajustes de cuentas», añaden las citadas fuentes.

Andalucía está a las puertas de unas elecciones. El hecho de que algunos de sus apoyos no fueran directamente a favor de él, sino en contra de Sáenz de Santamaría, aconsejan «prudencia» en la gestión de la transición a la nueva etapa. Cospedal no ocultó ayer su satisfacción cuando certificó la caída de su irreconciliable «enemiga».

Fuente: La Razón

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