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Tal día como hoy del año 1424, la Balia autorizó a Mossé Benpelig, habitante de la judería de Morvedre, a que tome nueva esposa, ya que la que tenía, Mira, de la judería de Teruel, hace tres años que le abandonó yéndose a casa de sus hermanos en Jérica. Esta misma ex – esposa, Mira, en el año 1429, reclamó en la corte del Baile General que éste anotara los bienes muebles de su ex – marido, como medio de asegurarse la posesión de su dote.
Aunque, en aquellos tiempos, el divorcio era aceptado desde el punto de vista legal, siempre llevaba aparejadas consideraciones de orden moral. Al día siguiente, otro caso de abandono fue el de Perla, esposa del rabino de Castellón, Jucef Abenmuca, que se escapó de su domicilio y se refugió en el vecino castillo de Borriol, planteando un curioso problema jurisdiccional.
El baile o bayle, era un cargo o puesto de los reinos de la Corona de Aragón, que estaba encargado de todo lo relativo a los bienes del rey.
El baile general era el funcionario de la casa del rey encargado de la administración del patrimonio de exclusiva titularidad regia. Sus orígenes se remontan a los fueros de Jaime I, donde se le define como administrador de las rentas reales y guarda de la justicia. En la práctica su capacidad jurisdiccional se limita a la resolución de controversias relativas al patrimonio real y la persecución de la falsificación de moneda. Durante el reinado de Jaime I y al principio del reinado de Pedro III el cargo fue ocupado por judíos, pero el Privilegio General lo prohibió. El baile general nombraba los bailes locales de aquellas localidades y zonas en las que el rey no los nombraba directamente.
El baile general tenía a su cargo la administración del Real Patrimonio —de los bienes, derechos, rentas y regalías de dominio y titularidad real: aduanas, peages, gabela de la sal,…— y de él dependían los bailes locales. Entre las responsabilidades del baile general se encontraba la de juzgar las actuaciones contra el patrimonio privativo de los reyes o sus disposiciones, juzgar causas entre moros y entre judíos, etc. Existían dos bailías, una por cada gobernación: la de Valencia y la de Orihuela.
La figura del baile general ya aparece en el Costum de Valencia de 1239 y sus funciones se irán acrecentando conforme vayan apareciendo los bailes locales en el resto de las localidades bajo jurisdicción directa del rey y que están bajo su autoridad. Así se convierte en el hombre de la monarquía que coordina el reino y su jurisdicción era tan amplia como los intereses de la monarquía en el reino. «Reunía en sus manos la jurisdicción civil y criminal sobre mudéjares y judíos de realengo. Además tenía asignado por el rey el conocimiento de las causas de la Casa de la Moneda de Valencia (responsable de la emisión de la moneda del Reino el Real de Valencia). Desde 1474 debía conocer los pleitos relacionados con actividades marítimas, y desde 1606 se le debía informar de los pleitos de los oficiales de correos.
Este cargo, como el resto de instituciones del Reino de Valencia fue abolido por el Decreto de Nueva Planta promulgado por Felipe V en 1707.
En las imágines se pueden ver la portada de la edición de 1499 del libro de Francesc Eiximenis “Regiment de la Cosa Pública”; vista de Palacio de la Generalidad Valenciana (sede de la Bailía), desde la plaza de la Virgen de Valencia, en 1870 y óleo de Felipe V creando a James Fitz-James, duque de Liria y Jérica, después de la Batalla de Almansa, la cual dio lugar a la abolición de los Fueros del Reino de Valencia, obra de Jean Auguste Dominique Ingres que se encuentra en el Palacio de Liria en Madrid.