Mucha gente y poco gasto

La ciudad se llena de visitantes pero restaurantes y comercios lamentan la falta de negocio

Por norte, sur, este y oeste. Por tren, autobús, metro, bicicleta o coche. Mirase donde se mirase ayer la imagen del cap i casal era la misma: una marea de gente dispuesta a disfrutar de las Fallas en la víspera de San José.

La coincidencia de los días grandes de las Fallas con un festivo y fin de semana ha provocado que las previsiones de asistencia se desborden. Para comprobarlo, sólo hacía falta asomarse a un balcón de cualquier edificio de la plaza España y observar el ir y venir constante de personas. O intentar dejar el coche en zonas periféricas por la cercanía de algunas paradas de metro. Por ejemplo, en la de Safranar, encontrar un hueco en un solar era misión imposible; hasta el aparcamiento del cementerio general ofrecía una imagen más propia de Todos los Santos que de Fallas. Algo similar sucedía en Campanar, donde este año se ha notado que L’Antiga ha sido la ganadora en la máxima categoría.

En el servicio de metro, había que dejar pasar algunos convoyes repletos para encontrar hueco en los siguientes. Plaza España, Bailén y Colón se convirtieron en algunas de las paradas más transitadas por su cercanía con el centro neurálgico de la fiesta. En una jornada como la de ayer pasan unas 400.000 personas por las estaciones de Metrovalencia, según apuntaron fuentes de Ferrocarrils de la Generalitat.

También masiva afluencia de gente en las estaciones de tren. Por ejemplo, los servicios de Cercanías funcionan las 24 horas y Renfe ha programado, durante el fin de semana, 40 trenes en doble composición de alta velocidad (Madrid y Andalucía) y larga distancia (Barcelona), lo que se traduce en 8.000 plazas más que un fin de semana normal. Por ejemplo, la venta anticipada para viajar a Valencia ha aumentado un 6% respecto al año pasado.

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Según las previsiones que maneja la Agència Valenciana de Turisme, que hasta la próxima semana no hará balance oficial con datos actualizados, la ocupación hotelera en la ciudad supera el 86%, aunque podía incrementarse hasta el 100% por el buen tiempo y las reservas de última hora. En este sentido, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, recordó que Valencia «duplica su población en los días de su fiesta grande».

La impresión es que este año, más que duplicar, ha triplicado como mínimo. Porque conforme el paseo para disfrutar de las Fallas acerca al visitante al centro de la ciudad, la marea humana va ‘in crescendo’.

Ruzafa, para la noche

El contraste se da en Ruzafa, donde sus calles bullen cuando el sol comienza a esconderse. De hecho, se podía acceder sin problemas de colas a los ruedos de las fallas Sueca, donde preparaban unas paellas, y Cuba e, incluso, tomar fotografías sin prisas desde las vallas. Muy cerca, los monumentos de otras comisiones, como las de Cádiz o Buenos Aires, apenas recibían visitas.

Respecto al sector de la hostelería, la cantinela es la misma que en otras zonas de la ciudad: mucho paso de gente, mucho turista pero poco desembolso a la hora de elegir menú o aperitivos. El reclamo de botes de refrescos a 1 euro que ofrecen algunos bares o establecimientos de la zona «nos perjudica al resto porque mucha gente opta por comprar eso y completarlo con un bocadillo o una pizza y hacen marcha», se lamentaba el camarero de unos de los locales. Desde una cervecería reconocían que el grueso de la faena llega con el encendido de las luces, cuando es prácticamente imposible moverse por las calles de Ruzafa.

Conforme los pasos van alejándose de Ruzafa, ya se notaba más bullicio, especialmente en la confluencia de Reino de Valencia con Marqués del Turia. Ya en el centro, la situación era de lleno absoluto. En algunos puntos, como en los alrededores de la plaza del Ayuntamiento, la aglomeración era tal que recorridos de pocos metros se eternizaban. Una riada constante de personas intentaba acercarse a sitios falleros como la plaza del Pilar (con la falla que quedó segunda en Especial) o la demarcación de Convento Jerusalén-Matemático Marzal (tercera) atraen a lo largo del día a decenas de miles de personas.

La mascletà es el momento de más afluencia del día. Las entre 50 y 60.000 personas que se acercan cada día a los alrededores de la plaza del Ayuntamiento para disfrutar del espectáculo pirotécnico llegan al centro por casi cualquier calle y, así, zonas como María Cristina, Doctor Collado, Barcas o incluso calles como Alicante o Bailén permanecen repletas de gente desde varias horas de que comience el disparo.

El negocio de las latas

Los comercios de la zona veían a la marea humana que se desplazaba por las calles con cierto desencanto. «Mucha gente pero mucho menos negocio de lo esperado», explicaban en un horno situado en Barón de Cárcer, cerca de la falla Barón de Cárcer-Linterna. La situación mejoraba ligeramente en María Cristina, con varios restaurantes que registraron llenos prácticamente toda la semana. «No tenemos ni plazas para esta noche», decían en uno de estos establecimientos. Eso sí, han tenido que bajar precios para ser competitivos.

Lo que ha salido más rentable en estas Fallas han sido las latas de refrescos o de cervezas a un euro. Prácticamente cualquier establecimiento del centro, incluidos kioscos o librerías, ofrecía bebida fría por un euro. «Sí, eso sí que hemos vendido mucho. Como 100 ó 200 euros al día. Pero casi hemos vendido eso solo», comentaban en un establecimiento de prensa y alimentación en San Vicente Mártir.

Y, aunque es pronto para hacer balance, al menos con datos en la mano, de impresiones también se vive y no eran buenas. «La gente cada vez gasta menos», explicaron en una churrería en Barón de Cárcer. Lo mismo ocurría en el entorno de la plaza Alfonso el Magnánimo. En un local de alimentación próximo a la calle de la Paz comentaban que la situación ha mejorado con la Ofrenda, pero «no nos permite salvar una semana bastante mala».

Más o menos es la misma sensación que tienen los asociados a la Asociación de Comercios del Centro Histórico. «Mucho paseo pero poco gasto», comentan fuentes de la entidad. Y es que quienes se acercan al centro intentan disfrutar de la fiesta sin gastar mucho dinero, lo que favorece las furgonetas de comida que este año han sustituido a las parrillas de carne en la calle pero perjudica, y mucho, a bares y restaurantes.

La Federación de Hostelería hará balance en los próximos días, pero las previsiones eran buenas, sobre todo por el buen tiempo y porque mañana es festivo es Madrid. Muchos restaurantes de Valencia tenían muchas reservas, sobre todo hoy, según fuentes de la federación.

Malos olores

Todo esto en un día en el que la ciudad llegó a registrar en torno a dos millones de visitantes, cuando la población habitual de Valencia roza los 800.000. El día a día de los cuatro días grandes de fiestas ha dejado no pocas protestas vecinales por suciedad y fiestas que se alargan más allá de la hora de cierre. En numerosos puntos de la ciudad, además, la afluencia de personas, la falta de civismo y una limpieza deficiente provocó desagradables olores a orín. En puntos como la plaza del Doctor Collado, a las quejas vecinales por la verbena que se organiza a espaldas de la Lonja (y sobre la que ya ha protestado el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural) se suma la falta de limpieza.

Al cierre de esta edición, Valencia hervía de actividad. Era el «supersábado», el de verdad, la última noche de diversión, el fin de fiesta a una intensa semana de actividades en la calle. La Policía Local de Valencia tiene activado un Centro de Coordinación conjunto con el Cuerpo Nacional de Policía para coordinar cualquier incidente. «También están los planes de Emergencias que obligan a tener las vías de evacuación expedidas», comentaron fuentes de la Policía Local, que destacaron que se trata de una labor «importante» que activan en zonas con aglomeraciones.