Los entrevistados afirman que sí les preguntaron por su ideología, la gestión municipal o la de Joan Ribó y por la religión
iez nuevos testimonios aseguran que las cuestiones políticas negadas por Fuset fueron las protagonistas. La mayoría reconoce que sí se preguntó por la gestión municipal, algunos explican que les interpelaron por el alcalde y un fallero que no quiso dar su nombre afirma que le pidieron la valoración de los tres mejores concejales.
Jesús Hernández, a título personal y como entrevistado, explica que tras comprobar el malestar fallero puso en conocimiento de Fuset del problema. También le dio traslado al secretario general de la Junta, Ramón Estellés, «y él mismo me indicó que lo que estaba muy mal hecho por parte de los encuestadores era preguntar dónde vivían o el nombre». Añade que aunque «a mí no me preguntaron por la gestión de Ribó, parece que a otros encuestados sí. En mi caso fue valorar la gestión municipal o si dejaban fuera los pueblos». Hernández añadió que la empresa encuestadora «miente porque a mí sí me hicieron preguntas que desmienten y me consta que no podían ir a casales y el viernes siguieron haciéndolo».
Juan Antonio Cortés, afirmó que se le preguntó directamente por la gestión de Joan Ribó como alcalde y por su ideología. Valoró la encuesta como absurda y aseguró que cualquier ciudadano de a pie, ajeno al mundo fallero, podría hacerla.
«Muchas de las preguntas se hacían mediante valoraciones del 1 al 10 y una estaba vinculada a mi ideología». A pesar de que la encuesta también trataba cuestiones sobre fallas, García confirmó que se le interrogó sobre si estaba contenta con las actuaciones del Ayuntamiento.
«Creo que se utilizó el mundo fallero para realizar una encuesta sobre la gestión del Ayuntamiento». Así de contundente se mostró José Vicente sobre la polémica suscitada por la encuesta. Asimismo, aseguró que se le preguntaron cosas absurdas y también por la gestión del actual alcalde Joan Ribó, así como su ideología política.
«Me preguntaron sobre mi ideología», aseguró Maxi Baena quien catalogó la encuesta de «extraña» porque además trataba otras cuestiones de corte político como el uso del valenciano o sus creencias religiosas. A pesar de conocer que la encuesta se estaba realizando para el Ayuntamiento, afirmó que no todas estaban vinculadas al mundo fallero y que eso le chocó.
«Personalmente me molesta mucho que se mezcle política con fallas», afirmó Paco Garrido. No obstante, afirmó responder a todas y cada una de las preguntas y que además, confesó abiertamente a qué partido político seguía. Con este testimonio, Garrido argumenta que son muchos los falleros a los que se les ha preguntado por cuestiones de ideología que deberían quedarse en el ámbito privado.
A pesar de que José Erro aseguró que no se le preguntó directamente por la figura de Ribó u cualquier otro concejal, sí que aseguró que muchas cuestiones eran de inclinación política y de fuera del ámbito de las Fallas. «Quisieron saber cuál era el partido político al que era más afín y sobre cuestiones vinculadas con la gestión municipal como el servicio de la EMT o la situación de mi barrio», sentenció.
Reconozco que hubo «muchas cuestiones incordiantes sobre ideología, nacionalidad y me preguntaron si estaba de acuerdo con la gestión de alcaldía y que la valorara de muy buena a muy mala. En cambio no me preguntaron por mi religión ni por si debían de salir las fallas de los pueblos».
«Me estaban consultando de temas falleros y de golpe dieron un cambio a temas políticos y yo le dije que qué tenía que ver con las Fallas». Afirma que le preguntaron «qué tal lo estaba haciendo la alcaldía y hubo una cuestión que no sé cómo la plantearon pero acabamos hablando de los problemas del carril bici». Incluso detalla que había preguntas «que ninguna de las tres respuestas que daban me servían».
«A mí no me preguntaron por la gestión municipal, pero sí me preguntaron con qué partido estaba más identificado y un compañero no contestó. También querían saber mi posición religiosa; sobre problemas que pudiera tener mi falla y si pensábamos que el Patrimonio de la Humanidad iba ser o no beneficioso».