Once saudíes que estaban en la embajada cuando desapareció Khashoggi, vinculados a las Fuerzas de Seguridad de Riad

El caso de la desaparición y el asesinato más mediático de los últimos años no ha sido para nada un crimen perfecto. No solo se ha descubierto que la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi fue de lo más macabro, sino que hay demasiados indicios que apuntan a la complicidad del príncipe heredero, Mohamed Bin Salman, también conocido como MBS. Su asesinato fue claramente planeado y el motivo, según el diario «The Independent», no fue su voz crítica con Riad sino su deslealtad al MBS.

Khashoggi, descendiente de una poderosa familia saudí y exiliado en Estados Unidos, se mostraba últimamente crítico con el rumbo de la monarquía de su país. El pasado 2 de octubre, entró en el consulado saudí en Estambul, pero no volvió a salir. Khashoggi se vio envuelto en las maquinaciones paranoicas del heredero al trono por consolidar su poder. Según la fuente, citada por el diario británico, el príncipe Bin Salman quería interrogar a Khashoggi para ver si estaba colaborando con facciones de la realeza opositoras que buscan debilitar su Gobierno. «No hay un término medio en el reino ahora. Eres amigo o enemigo. Pero Jamal [Khashoggi] quedó atrapado en el medio», señaló la fuente.

«The New York Times», en su edición de ayer, también apuntó a la cercanía de la corona saudí en el caso de Khashoggi. El rotativo neoyorquino reveló que al menos cinco miembros de la comitiva de quince funcionarios saudíes que llegaron a Estambul horas antes de la desaparición de Khashoggi eran del círculo del príncipe MBS. Uno de ellos, Maher Abdulaziz Mutreb, es un acompañante habitual en sus viajes al exterior y el periódico neoyorquino lo identificó desembarcando de su avión en París y Madrid, y entre su círculo de seguridad en Naciones Unidas, Houston y Boston.

Otros tres implicados también son parte del anillo de seguridad de Mohamed Bin Salman, mientras que un cuarto es un médico forense del Ministerio del Interior saudí, según detalló «The Times». Se trata de Salah Al Tubaigi, y según «Al Jazira» y el portal especializado en Oriente Medio «Middle East Eye», fue quien dirigió la operación.

El rotativo americano ya informó el lunes de que Arabia Saudí planea reconocer que Khashoggi murió bajo su custodia en un interrogatorio que se les fue de las manos en el consulado y culpar de ello a funcionarios que actuaban «por libre».

En la misma línea, «The Washington Post», del que Khashoggi era colaborador habitual, descubrió que once de los sospechosos están vinculados a las Fuerzas de Seguridad saudíes. Después de que Turquía difundiera la lista de implicados y de que le enviaran las copias de los pasaportes de siete de ellos, «The Post» analizó sus perfiles en las redes sociales y estudió sus apariciones en los medios locales para concluir que se identifican como miembros de las Fuerzas de Seguridad saudíes o como integrantes de la Guardia Real. El diario capitalino indicó que al menos uno de ellos, Khalid Aedh Alotaibi, viajó a Estados Unidos en fechas similares a las de Bin Salman, que este año realizó una gira por el país. Según ese medio, Alotaibi ya se había trasladado dos veces a EE UU en coincidencia con las estancias de representantes de la corona saudí. Ayer, horas antes de que policías y detectives turcos ingresaran en la vivienda del cónsul de Arabia Saudí para inspeccionarla, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, llegó a Ankara para reunirse con las autoridades turcas.

El jefe de la diplomacia estadounidense se reunió por separado con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y con el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, durante 40 minutos. No se difundieron detalles sobre los encuentros con el presidente Erdogan ni con su homólogo turco.

Anteriormente, antes de partir de Riad, Pompeo había dicho a los periodistas que el rey Salman y su hijo MBS le aseguraron que «no harán excepciones» con los responsables, pero se negó a culpar a Arabia Saudí sobre la desaparición de Khashoggi. «Se han comprometido a responsabilizar a cualquier persona relacionada con cualquier delito, ya sean un alto cargo o un funcionario», señaló el secretario de Estado. Pese a los múltiples indicios que implican a agentes saudíes en el caso, Washington parece otorgarle el beneficio de la duda a su aliado, insistiendo en la voluntad de Riad de llevar a cabo su propia investigación.

La Administración Trump reclama que se aplique el principio de presunción de inocencia para Arabia Saudí. El presidente estadounidense afirmó ayer que quiere «saber qué sucedió, de quién es la culpa, y probablemente lo sabremos antes de que acabe esta semana». Preguntado sobre si está cubriendo las espaldas a Arabia Saudí, Trump respondió que «en absoluto», pero insistió en que este país es «un aliado» de Estados Unidos y un importante cliente para sus exportaciones, ya que, aseguró, han hecho algunos de «los mayores encargos de la historia» estadounidense. «Son un aliado y un comprador tremendo, no solo de equipos militares, sino también de otras cosas», subrayó Trump. A la cuestión de por qué no ha pedido al FBI que investigue el caso o ayude a Turquía en la investigación, Trump contestó que Khashoggi «no era un ciudadano» estadounidense, aunque sí vivía en Washington.

Fuente: La Razón

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