Platero & Friends, alta cocina a cuatro manos

Las jornadas a cuatro manos son el instrumento idóneo para descubrir la ubicuidad de dos personalidades culinarias distintas, que hacen estragos entre los comensales. Platero & Velandrino nos descubren una original vertical de arroces. La cocina habla a dos voces.

Los beneficios con que se privilegia a los comensales no son gratuitos. El dúo posibilita que la gastronomía alcance su máxima potencialidad al actuar, simultáneamente, sobre un mismo paladar dos concertistas gustativos.

La vertical de arroces es fruto del diálogo entre amigos que explotan inteligentemente todos los resortes con arroces sabiamente relacionados. Los cocineros prolongan sus tácticas endogámicas, desde el primer momento, operan en duopolio. A dos bandas

Los aperitivos son el preludio de la jornada. Tras ver la carta observamos que los arroces contienen hálito creador: Arroz de algas, merluza y gamba. Cuando aceptamos la propuesta poco podíamos imaginar la original cadena de arroces: Arroz de remolacha, alita de pollo de corral y judía roja, seguido en la distancia por un Rissoto de crucíferas de otoño y garbanzos.

Tras la irrupción vertiginosa de la sinfonía de arroces, el paladar late desbocado, a ritmo de legionario, sin área de descanso. Los platos van llegando, la migración del gusto es constante. Cada creación supera la anterior. Después de un rápido silencio, tras iniciar la enésima degustación: Arroz negro de bimi, sepionet y berenjena ahumada, la mesa es un archipiélago de comensales divididos en averiguar cuál es el mejor.

Ajenos a cualquier introspección que ponga en riesgo este festín seguimos probando. Hipnotizados, sin confusión alguna: Arroz de caldero del Mar Menor, dorada del Mediterráneo y alioli de azafrán. No hay quinto malo. Nos vemos sometidos a un sexto arroz: Arroz de cangrejo, calamares y curry rojo. Sin comentarios. Nos embriagamos de sabores. Los dos últimos son de traca. El cerdo y sus inseparables chacinas reclaman su presencia: Arroz de papada de bellota, kimchi y cacao de collaret y arroz de morcilla blanca, careta de cerdo y espárragos trigueros. Comenzamos a implementar tácticas cortoplacistas… «El último es el mejor». Nos aproximamos al final tras más de 100 minutos de concierto gustativo. «Resistance». Aun queda el arroz con leche.

Platero & Melandrino intentan encajonar su pasión por el arroz en los frágiles diques de la lógica culinaria y lo consiguen. Por fortuna, la convivencia de ocho arroces no desestabiliza al paladar bienintencionado pero si erosiona la porra encubierta entre los comensales. «Ahh casi». No hay pleno de aciertos en distinguir la paternidad de los arroces.

Platero & Velandrino supone un aldabonazo culinario a las anestesiadas conciencias arroceras. La vertical vivida permite intuir la magnitud de los próximos encuentros Platero and Friends durante 2016. Las buenas ideas surgen de las buenas intenciones.

Alejandro Platero es probablemente el cocinero valenciano del año. Madrid Fusión, Top Chef. A la espera del desenlace catódico culinario nos despedimos. Suerte maestro. Y en cuanto a Julio Velandrino deseamos conocer muy pronto su futuro “amarre gastronómico” en el Mar Menor.

Estos encuentros constituyen un gesto plausible para acercarnos la alta cocina a dos voces. El tiempo dirá. Permanezcan atentos. Todos los meses tendrán su oportunidad. Mientras tanto no duden en conocer Macel-lum ( de Boix, 6). Alta cocina de verdad, sin imposturas. No cejen en esta amable obligación.

Por ultimo procedemos a nuestra petición: Es preferible soñar posibilidades en vez de perseguir sueños.

Alejandro Platero and Friends se mueven, se entretienen y les decimos contentos… hasta la jornada que viene.

Source: Comunitat Valenciana

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