Podemos, no a una candidatura «precocinada»

Pablo Gómez – El Consejo Ciudadano Estatal de Podemos llamado a cerrar su crisis interna no logró consensuar ayer una hoja de ruta clara y definida para calmar el incendio provocado por Íñigo Errejón con su decisión de «pasarse» al partido de Manuela Carmena. El máximo órgano de la formación morada debatió su futuro electoral en Madrid durante más de cinco horas y, finalmente, se limitó a trasladar la patata caliente a la dirección regional. No hubo votación y las incógnitas sobre el proceso de confluencia entre Podemos Madrid y Más Madrid siguen en el aire. Desde el sector «pablista» se felicitaban de que la discusión transcurriera por cauces «honestos» y de que «mayoritariamente» se apostase por una confluencia amplia. Desde el sector «errejonista», por su parte, siguen viendo con recelos que Podemos trate de buscar, en el proceso de la confluencia, diluir el espíritu de Más Madrid e incluso poner en cuestión el papel de Errejón como cabeza de cartel.

Mano tendida pero con condiciones y con reproches. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, emplazó a Errejón a recomponer los puentes rotos durante las dos últimas semanas. Ésa fue la zanahoria. El palo lo concretó al advertir al ex diputado morado de que una candidatura unitaria exigirá de renuncias, también por su parte. Ninguno de los dos acudió al Consejo Estatal convocado de urgencia. Los dos, sin embargo, fueron los protagonistas. Iglesias intervino en la distancia, vía telefónica desde su domicilio. Fue el último en hacerlo. En su mensaje, insistió en dos cosas: lamentar el movimiento de Errejón de abandonar Podemos –lo calificó de «erróneo» pero «legítimo»– y, al mismo tiempo, llamar a la dirección nacional, a las territoriales y a la militancia a hacer un esfuerzo en favor de un proceso participado para lograr la máxima unidad ante la necesidad de lograr el objetivo prioritario de evitar un gobierno a la andaluza, con PP, Cs y Vox, en la Puerta del Sol.

En esa misma línea de unidad insistieron buena parte de los intervinientes. Hay coincidencia casi unánime en torno a cuál debe ser el destino pero el camino está plagado de dudas y matices que separan a ambas partes. Estos turnos de palabra se ajustaron a la hoja de ruta planteada por la dirección el lunes y que esbozaron el viernes los líderes territoriales que suscribieron la Declaración de Toledo en torno a dos pilares: unidad y negociación. Todos los secretarios generales regionales acudieron, excepto Noemí Santana (Canarias) y Teresa Rodríguez, aunque esta última sí estuvo representada por otro dirigente del partido en Andalucía.

Fuentes de la dirección calificaron el debate de «sincero» y «tranquilo», aunque algunos de los presentes también apuntan que hubo momentos de «tensión». Durante la reunión, precisan esas fuentes, sí hubo unanimidad a la hora de señalar la vigencia de Podemos como «herramienta imprescindible en el cambio político» y en censurar «el movimiento secreto de Errejón». La teoría está clara: «Una vez que se ha ido y ha montado otro partido, toca pasar pantalla y ponerse de acuerdo para salir todos a una a ganar en todos los territorios». Cuestión diferente será llevar esto a la práctica. Los líderes de Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura, por ejemplo, insistieron en el diálogo y la «papeleta única» como fórmulas para evitar la fractura.

«Íñigo, a pesar de todo, no es un traidor, sino que debe ser aliado de Podemos». Fue la frase con la que, horas antes del Consejo Estatal, Iglesias apostó por rebajar la tensión. Errejón, por su parte, aceptó la exigencia del equipo de Iglesias y también se ausentó. Lo hizo, aseguraron en su entorno, para «calmar las aguas» y avanzar en la urgencia de «desdramatizar» la situación. Es el segundo paso que Errejón cumple a petición de la dirección después de que la semana pasada renunciase a su escaño en el Congreso.

Para Iglesias, Podemos debe afrontar en primer lugar un «debate sosegado» entre los actores que integran Unidos Podemos, esto es, el partido morado, Izquierda Unida y Equo. Como ya dejara entrever Irene Montero el día en el que la dirección nacional abandonó la estrategia de considerar cerradas las vías de negociación con Errejón, Iglesias otorgó ayer todo el protagonismo a las bases del partido morado dentro del proceso participativo que podría, si los obstáculos existentes no se vuelven insalvables, culminar en una lista unitaria: «Podemos debe bajar ese debate a los círculos. Debe hablarse de programa, de proyecto para Madrid y también de procedimientos de participación y decisión con IU. Debe hablarse también con otros actores de la sociedad civil y por supuesto con el partido de Íñigo y Manuela». En la misma línea que demandaron buena parte de los líderes territoriales pero también otros actores en juego, como IU, Iglesias apostó ayer por dar forma antes de mayo a una «confluencia lo más amplia posible», abriendo de esta forma la puerta a una candidatura que trascienda los límites, y por tanto también las marcas y los equipos, de cada una de las partes en liza.

Pese a la invitación al acuerdo, Iglesias también dejó claro que Podemos pondrá sobre la mesa un diálogo en el que no se dé nada por sentado: «Podemos necesita tener un debate propio sin que se le pretenda imponer tragar con platos precocinados». Hubo más reproches en sus palabras: acusó al ex número dos de «hacer las cosas en secreto, por sorpresa y sin contar con los espacios colectivos», de actuar por «la vía de los hechos consumados», de haber despertado «la indignación» entre los militantes por su «falta de respeto». Y es que si Errejón considera que Podemos sigue siendo su partido, Iglesias tiene claro todo lo contrario. Ve «incompatible» esa militancia con el plan urdido a espaldas de la formación.

Fuente: La Razón

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