Es difícil determinar las cifras reales de lactancia materna en España, ya que no existe un sistema de registro adecuado y los datos que proporciona la Encuesta Nacional de Salud incluyen tanto a las madres que amamantan exclusivamente como a las que a su vez dan suplemento de fórmula (lactancia mixta). A pesar de lo dicho, la última Encuesta Nacional de Salud presenta unas tasas de lactancia materna a las seis semanas del 71 por ciento. Dato que aparentemente no parece estar del todo mal, si no fuese por lo anteriormente mencionado y por el descenso abismal que sitúa las tasas de lactancia en un 28 por ciento a los seis meses
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué las mujeres inician el amamantamiento y más de la mitad abandonan antes de los seis meses?
Si analizamos los factores que influyen en el abandono de la lactancia materna, nos encontraremos con que la falta de leche (hipogalactia) es la causa principal de abandono, a pesar que médicamente menos del dos por ciento de las mujeres tienen realmente este problema.
Si esto es así, entonces, ¿cómo puede ser que muchas mujeres piensen que tienen poca leche? ¿Qué sucede? Una mujer inicia la lactancia y de repente se queda sin leche, ¿es esto posible?
Claro que no, rotundamente no. De forma sencilla voy a explicar cómo se establece la lactancia materna. La producción de leche funciona según la demanda del bebé, es decir la cantidad de leche que se produce depende de la cantidad de leche que el lactante consume.
Si el bebé toma más leche, más leche se producirá. Pero para que el bebé produzca leche, es necesario darle todas las oportunidades, es decir, debemos responder a su demanda sin reemplazar su petición con nada que sustituya y le impida succionar el pecho de su madre (chupetes, biberones de fórmula).
Por lo tanto, es primordial alimentar al bebé con frecuencia (asegurar 10-12 tomas al día al inicio de la lactancia), porque es normal que un bebé que amamanta tome más a menudo que un bebé alimentado con leche de fórmula.
Una leche no tiene nada que ver con la otra, la leche de la madre está diseñada para un ser que no va a crecer al ritmo de un ternero.
Tampoco debemos preocuparnos por no saber la cantidad de leche que toma el lactante, si esto fuese primordial la naturaleza hubiera dotado a las mujeres de pechos transparentes y con rayitas.
Las madres que deciden amamantar y amamantan no se quedan de repente sin leche, lo que sucede es que no tenemos normalizado que el bebé demande a menudo tomar pecho. Somos fruto de la cultura de las leches de fórmula y por lo tanto, las madres que amamantan aun sabiendo que la lactancia es a demanda, esperan que se asemeje a la de los niños alimentados con biberón.
Por este motivo, suelen pensar que algo va mal, cuando por ejemplo, el bebé después de tomar el pecho llora o se chupa las manos, observan cómo actúa el bebé y en relación a ello determinan que seguro que se debe a que no tienen suficiente leche.
No se paran a pensar que los bebés pueden llorar por muchas razones no solo por hambre, sus pensamientos le hacen ser víctima de una hipogalactia subjetiva.
Por supuesto que se puede dar el caso que el bebé no obtenga suficiente leche, pero siempre suele haber una solución mucho más recomendable que dar un suplemento de leche de fórmula, que lo único que consigue con ello es reforzar y propagar un falso temor. Antes de decidirse a dar un biberón es preferible buscar la ayuda de personal cualificado en lactancia que pueda valorar el problema. Porque el bebé probablemente se tome el biberón, y entonces, con toda certeza, sí que la madre disminuirá su producción de leche, contribuyendo a que el lactante no reciba de forma exclusiva este alimento esencial.
Biológicamente estamos preparadas para producir leche, pero las normas sociales y culturales influyen en nuestras decisiones, porque a pesar de que muchas mujeres manifiestan su deseo de amamantar y disponen de información para conseguirlo, la mujer lactante no vive en una burbuja, sino más bien está expuesta a muchas opiniones de familia, amigos, profesionales incluso de desconocidos.
Porque de la lactancia todo el mundo sabe y están dispuestos a opinar, aun sin haber pasado por la experiencia de amamantar. Si la mujer lactante está rodeada de personas que han amamantado es más probable que ella lo haga también y se le aliente a que todo vaya bien, el entorno en donde vive influye en la madre y en su producción de leche.
Por lo tanto, es responsabilidad de «todos» contribuir a aumentar la cultura de la lactancia, no ayudamos creando falsas dudas en las madres que han optado por amamantar y deseen continuar haciéndolo. Si no sabemos, antes de opinar animémosla a buscar ayuda de un profesional.
Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es
Fuente;: La Razón