Las razones van a variar en función de la edad del alumno, sin embargo, en todas ellas confluye la idea de que el conocimiento de la lengua británica cada día se hace más necesario debido a la influencia creciente de este idioma en el terreno de la ciencia, de la investigación académica, de la música, de la economía, de las relaciones empresariales e institucionales y del comercio internacional, entre otros. Es cierto que el español es el segundo idioma más hablado en el mundo y cada día adquiere un mayor protagonismo, aun así, todavía está lejos de estandarizarse como lengua común en entornos cualificados profesionales de ámbito internacional.
Etapa infantil
Cuanto antes nos enfrentemos al aprendizaje de una segunda lengua, mejores serán los resultados de futuro. Los pedagogos llevan tiempo advirtiéndonos que el cerebro está mejor preparado para el aprendizaje en los primeros años de vida debido a su plasticidad. Y es que el cerebro nunca volverá a desarrollarse tan rápido como en ese período en el cual se adquieren los mecanismos que le permitirán aprender en el futuro.
Por ello, parece que esta etapa es un momento idóneo para que los niños se enfrenten al inglés en un centro especializado donde el aprendizaje se enfoque como un juego, ya que éste es el principal camino que tienen para conocer el mundo que les rodea. Y es que la creatividad, adherida a los momentos lúdicos, ayuda a mejorar el lenguaje y la comunicación en general.
Adolescentes
En esta etapa de desarrollo hacia la madurez, el juego debe seguir siendo un elemento necesario en las aulas, aunque éste debe crecer en complejidad ya que a estas edades los alumnos son más exigentes a nivel cognitivo. En este sentido, es muy importante que el centro cuente con recursos educativos y materiales didácticos adecuados, así como con espacios educativos bien definidos para que los alumnos tengan la oportunidad de expresarse y aprender a través de estimulantes propuestas educativas que conecten con sus emociones.
Adultos
A pesar de que es muy aconsejable empezar a estudiar inglés desde pequeños, esto no es excusa para que a cualquier edad no nos enfrentemos a este nuevo reto. Y es que los adultos también cuentan con ciertas ventajas para conquistar este segundo idioma. Su experiencia educativa previa y el conocimiento gramatical de su propio idioma ayudan a que su evolución pueda ser admirable en muchos casos. Porque, como decíamos al principio de este artículo, el desconocimiento del inglés impone muchas limitaciones profesionales e implica un aislamiento respecto al mundo globalizado, de manera que se pierden muchas oportunidades de negocio y desarrollo laboral.
La falta de tiempo tampoco debería suponer un impedimento para adentrarnos en la lengua de Shakespeare. Los sábados pueden ser un buen momento para enfrentarnos a este nuevo reto.
Dónde y Cómo
Es importante dedicar un tiempo prudencial a la búsqueda del centro académico más adecuado para aprender inglés. Algunos de los factores que debemos tener en cuenta para seleccionarlo podrían ser, entre los más destacados, los años de experiencia del centro, su especialización en el inglés, el tipo de aulas digitalizadas, de recursos didácticos innovadores y de áreas al aire libre para el aprendizaje lúdico en los más pequeños, un profesorado nativo cualificado o la fidelización del alumnado.
Del mismo modo, el método de estudio debe ser otro de los elementos para tener en cuenta la elección del centro. Cómo enseñar inglés puede variar mucho entre un lugar y otro. Es recomendable que su enseñanza esté dirigida a mejorar el rendimiento del alumno a diario, pensando el idioma como un concepto cultural amplio y no sólo gramatical. Por ello, metodologías que envuelven la enseñanza de la legua con música, literatura, arte, y todo aquello que tiene que ver con la vida cotidiana y el “rumor” del lenguaje, son las que ayudarán al alumno, de cualquier edad, con mayor intensidad.
Profesorado
La idea de que quien habla bien inglés está capacitado para dar clases de esta materia, afortunadamente, se está extinguiendo. Del mismo modo que por muy bien que sepamos conducir un coche nunca enseñaremos a conducir a nuestros hijos, sino que lo dejaremos en manos de los profesionales de la autoescuela, con el inglés debemos actuar de la misma forma. De este modo, los profesores de un centro educativo dedicado a la enseñanza del inglés deben ser nativos, o como mínimo, tener una experiencia profesional en países de habla inglesa, además de estudios cualificados que garanticen la solvencia de su conocimiento. A su vez, todos deben demostrar que cumplen con capacidades para la enseñanza reglada en grupo.
Fuente;: La Razón