El actual estudio demoscópico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es cuestionado por la inmensa mayoría de la comunidad sociológica y politológica nacional.
En aras de una supuesta transparencia este barómetro ha cambiado de método para estimar el voto, suprimiendo la «cocina» y sustituyéndola por «cálculos directos» sobre la intención de voto.
El CIS afirma, o advierte, de que la intención de voto que ellos presentan en su informe son datos directos de opinión y no suponen ni proporcionan por sí mismos ninguna estimación de hipotéticos resultados electorales, según podemos leer en la página 32 del barómetro, y que se limitan a presentar los resultados de aplicar un modelo básico que emplea directamente los datos, sin transformar o corregir la opinión pública.
Por lo tanto debemos restar trascendencia a los resultados, al menos el organismo demoscópico nos invita a ello.
Este planteamiento introducido por la nueva dirección del CIS entra frontalmente en colisión con la metodología tradicional del estudio demoscópico que presentaba los datos de voto como resultados de aplicar un modelo de estimación basado en los datos directos de opinión («intención de voto» e «intención de voto + simpatía») recogidos por la encuesta. Pero… se ponderaban los datos por recuerdo de voto imputado y aplicación de modelos que relacionan la intención de voto con otras variables. Proceso que ahora se obvia.
Otro factor que nos debe hacer reinterpretar los datos del CIS es la muestra entrevistada. En las elecciones generales de 2016 el porcentaje de españoles que votaron al PSOE, sobre el censo, fue del 14,9 por ciento. Pero en la pregunta P30aa del barómetro se registra un recuerdo de voto al PSOE del 22,0 por ciento. Por lo que se ha sobredimensionado los encuestados del PSOE en este barómetro, en un porcentaje muy elevado, del 47,7 por ciento, al tiempo que se reducía la muestra de votantes del Partido Popular al 17,7 por ciento, cuando votó al PP el 21,7 por ciento.
Se ha reducido la muestra de populares en un 18,4 por ciento. Estos cambios, y la metodología que se aplica, nos obligan a ser muy prudentes a la hora de trabajar las conclusiones del CIS.
También desaparece del informe del CIS la columna de «Estimación de voto», que incluía el voto en blanco, es decir el voto válido, y es sustituida por una novedad, llamada «Estimación de voto más simpatía», que pretende ser el resultado en unas hipotéticas elecciones generales, y que se calcula ahora sobre el voto a candidatura, excluyendo el voto en blanco.
Otro dato que nos hace tomar con cautela el pronóstico del CIS de octubre es que inmediatamente antes y durante la realización del trabajo de campo de este barómetro, el PSOE sufrió en su imagen por los escándalos que afectaron al ministro de Ciencia y a la ministra de Justicia, por no decir la polémica sobre la tesis del propio presidente del Gobierno. Y a pesar de esta tormenta el PSOE mejora en 3,1 puntos su intención de voto del mes anterior.
Fuente: La Razón