Primer día en Cataluña sin Uber ni Cabify: “Estamos en manos de incapaces”

Los coches de Uber y Cabify se habían convertido en parte del paisaje barcelonés. Sin hacer demasiado ruido, aparecieron, hace unos años, esas berlinas negras tan reconocibles que poco a poco se incorporaban a la circulación habitual en la Ciudad Condal. Muchos de los barceloneses, sin embargo, no habían reparado en su existencia. «Sí que había visto que cada vez había más coches negros, pero pensaba que se trataba de una moda. Mi hijo me explicó hace poco que era una especie de servicio de transporte, aunque no lo he utilizado nunca», explica Carme mientras espera en una parada de taxis. Y así ha sido, hasta hoy. Uber y Cabify han abandonado Barcelona como protesta al decreto ley de la Generalitat para regular los vehículos VTC que hoy mismo entra en vigor.

Pese a la alegría del sector del taxi estos días, a nadie se le escapa que la solución está más lejos de lo que parece. «El conflicto se ha cerrado en falso», explica Stefano, hasta ayer uno más de los conductores de Cabify. Por su parte, van a esperar a que los políticos resuelvan el entuerto que han creado. Pero no se van a quedar de brazos cruzados. La patronal que los representa, Unauto VTC Cataluña, ya ha anunciado más de una decena de querellas contra el decreto ley que, a grandes rasgos, obliga a contratar el servicio con un mínimo de 15 minutos de antelación. Tienen de su parte a la Autoridad Catalana de la Competencia que, pese a depender de la propia Generalitat, ya ha deslizados sospechas sobre la nueva normativa.

En la Diagonal, ya no queda ni rastro de los vehículos VTC que durante una semana ocuparon varios carriles de la popular avenida en señal de protesta. “Me llevo el cariño de la gente”, comenta Stefano. “Pese a las molestias, no nos pitaban o nos insultaban como los taxistas. Nos daban ánimos”. No en vano, han sido capaces de presentar más de 10.000 firmas a favor del servicio que prestan. Y, según explica, cabe la posibilidad de que se organice algún tipo de manifestación a su favor, “pero no de conductores, de ususarios”, apunta. En una parada de taxis cercana, Roberto, usuario habitual de VTC, no sale de su asombro. “Siempre he utilizado indistintamente los dos servicios y tenía la sensación de que convivían tranquilamente en la ciudad. No entiendo el inmovilismo de los taxistas. Si se quedan con el pastel será una faena. Creo que al menos deberíamos exigirles un mínima parte de la educación y el trato de los conductores de Uber”, señala. A su lado, Roger añade “la Generalitat ya no es lo que era. Estamos en manos de incapaces”.

Mientras, la apliación de Uber da buena cuenta de lo sucedido. “Lo sentimos, pero Uber no está disponible actualmente en tu zona”, reza la aplicación al intentar acceder. Es decir, el mismo mensaje que aparece en los lugares recónditos del mundo cuando uno, por curiosidad, intenta hacer uso de la compañía con pocas esperanzas de éxito.

Acaba de terminar la rueda de prensa de la patronal en Barcelona. Unos 3.500 conductores de estas compañías se han quedado sin trabajo. «El ERE más grande de la historia de Barcelona», ha dicho su portavoz, Josep Maria Goñi. Pero no se rinden, de hecho, están dispuestos a bajar al barro. Goñi ha afirmado que “en la última reunión que tuvimos nos dijeron que se comprometían a que, para poder seguir trabajando, todas las sanciones que nos pusiera la Guàrdia Urbana irían a un cajón y no se iban a tramitar por parte de la Direcció General del Transport. Su jugada era contentar a los taxistas violentos y evitar las presiones del Ayuntamiento y la AMB».

Lo dicho, un conflicto cerrado en falso.

Fuente: La Razón

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