RAFAEL CONDE » EL TITI»
En el recuerdo, Rafael Conde «EL Titi»
Durante casi cincuenta años, la vida festiva valenciana estuvo acompañada por la voz de Rafael Conde «El Titi», un hombre que, sin haber nacido enValencia, siempre mostró un gran cariño por la tierra que le acogió y que le convirtió en uno de los personajes más queridos por el público valenciano, sintiéndose desde siempre «como un valenciano más».
Peculiar personaje que todos recordaremos embutido en sus trajes de lentejuelas, paseándose por pequeños escenarios que él engrandecía con su presencia, conquistando al público en cada actuación, con gracia y simpatía, y con el talento de un gran artista, haciendo que canciones como «Libérate», «Noche de Fallas», «La Maredeueta» o «El Titi canta a Valencia» perduren en nuestro recuerdo
Rafael Conde Santiago nació en el municipio toledano de Talavera de la Reina, el 10 de septiembre de 1938. Sus padres, feriantes según algunas fuentes, se mudaron poco después de su nacimiento al barrio malagueño deLa Trinidad; allí, Rafael realizaría sus primeros contactos con el mundo de la música, colándose siempre que podía en el Teatro Cervantes de Málagapara admirar a sus ídolos y aprenderse de memoria sus canciones, que después cantaría a sus vecinas en el patio vecinal. Tras el fallecimiento de sus padres, fue acogido por una de sus vecinas, con cuya hija formaría pareja artística, aunque sin éxito.
Poco después se une a un grupo de jóvenes denominado Los Chavalillos de España (aunque según algunas fuentes serían Los Joselitos del cante), con quienes llegaría a la ciudad de Valencia en 1958. Tras separarse del grupo, Rafael debuta como intérprete en solitario en el desaparecido Teatro Alkázar de Valencia, con la canción «Lluvia de estrellas»; su particular manera de cantar llama la atención del empresario José Real, quien decide contratarle.
Su personalidad, desparpajo y simpatía sobre el escenario le abren muy pronto las puertas del éxito, ganándose rápidamente al exigente público valenciano. Como aseguraba el propio Rafael, con uno de sus habituales giros humorísticos, «en Valencia me respetaban más como artista que en mi propia ciudad, puede que porque aquí nunca hubieran visto una mariquita con tan buena voz y tanta gracia para moverse».
Pronto se convierte en un asiduo de los teatros Ruzafa y Alkázar, donde cantaría por primera vez su canción «No me llames titi», provocando al público con tal desenvoltura, que pronto se le quedaría el sobrenombre de «El Titi». Esta canción se convertiría en su primer éxito, y sería grabada en 1963 en uno de sus primeros discos, junto a otros temas como «Garrotín con twist», «Caramba… Carambita» o «El Gitano Colorines».
En la década de los sesenta realiza diversos espectáculos en toda la comunidad española, actuando en el Teatro de la Latina de Madrid, junto a Tomás de Antequera y la valenciana Julita Díaz; y protagonizando el espectáculo «Colorines», con Julita y la vedette madrileña, afincada en Valencia, Gracia Imperio. También acompañaría a la coupletista valencianaMaruja Lozano en el espectáculo «Caras desconocidas», realizado en elTeatro Calderón de Madrid.
Pero sería en el Reino de Valencia donde obtendría su mayor popularidad, llegando a realizar, durante los años 70, entre ochenta y noventa galas en un solo verano, actuando en las fiestas de numerosos pueblos valencianos, muchas veces en compañía de Rosita Amores y Pepe Marqués. En Valencia ciudad, los cabarets y salas de fiestas luchaban por tenerlo en sus escenarios, salas como Los Molinos, Mocambo Club o Cañas y Barro se lo rifaban.
De esta época es destacable el espectáculo «Frente a frente», que realizó junto a uno de sus ídolos musicales, Antonio Amaya, una especie de duelo, en versión gay, que obtuvo un éxito sin precedentes, manteniéndose en cartel durante varias temporadas.
A finales de los setenta, coincidiendo con la llegada de la democracia, estrena la que se convertiría en su canción estrella, «Libérate», obra del bailarín y escritor valenciano Vicente Raga; con una letra rompedora e innovadora, «Libérate» resulta sorprendente en unos años en que la comunidad española empezaba a salir de la dictadura, un grito por la libertad de los homosexuales, en una época en la que todavía se les aplicaba la franquista «Ley de vagos y maleantes», aunque realmente, el grito en sí se reducía a los característicos ‘grititos’ que El Titi, en clave de humor, lanzaba en plan pícaro para provocar lo que actualmente se denomina «salir del armario».
El inicio de la década de los ochenta trajo consigo un cambio en los gustos del público, y con él la sucesiva desaparición de las salas de fiestas, reconvertidas en discotecas multitudinarias sin actuaciones; la televisión seguía esta nueva moda impulsando a intérpretes de otros géneros, y olvidando a las antiguas figuras.
Pese a todo, El Titi permaneció en el mundo de la música gracias a su vinculación con el mundo fallero; solía actuar en las presentaciones falleras, acompañado de Rosita Amores, Vicente Ramírez o Pepe Marqués, interpretando entre otras, aquellas canciones en las que mostraba su profundo cariño por Valencia y los valencianos, «Noche de fallas», «El Titi canta a Valencia», «Flores y falleras» o «La Maredeueta».
Durante los últimos años de su vida, Rafael Conde vivió aquejado de una fuerte depresión, y realizaba contadas actuaciones; se encontraba un tanto desengañado por la manera en que las instituciones valencianas parecían haberle olvidado, y por el rumbo que había tomado el mundo de la música. A pesar de todo, siempre ha gozado del cariño del público, y no dudaba en saludar, como persona sencilla y humilde que era, a todos aquellos que le reconocían cuando salía a pasear por la calle Cuba, donde residía, en el popular barrio de Ruzafa de Valencia.
El «Titi» – Noche de fallas