Raquel Alario ya está en lo más alto

24 años. Ingeniera Industrial

fotospropias20161010223807-39_gSe calcula que unos cinco o seis millones de quinielas incluían el nombre de Raquel Alario como posible fallera mayor. Demasiado tópico sería ahora aplicar el concepto «fallera mayor de Valencia de altura», aunque lo justifique sobradamente con su 1,76. El tamaño del tacón es lo que deshará el empate antropométrico con Sara Monsalvatje. «Mi padre es altísimo. Nunca he tenido complejos por serlo».

Ya con el éxito conseguido nos enteramos de por qué fue Raquel la última en salir elegida: precisamente por eso, por la estatura: en el acta escribieron en las últimas líneas a las que así lo eran. Y a ella le tocó ese puesto número trece, que tanta suerte ha dado anteriormente a otras candidatas. Curiosamente, también fue la última de la que publicamos en Levante-EMV su perfil en la serie con la que presentamos a las 72 preseleccionadas. En esta ocasión, todo sea dicho, fue una cuestión absolutamente aleatoria.

Las «superfavoritas», y Raquel lo era, suelen adoptar la táctica de no quererse dar por enterada de ese favoritismo cuando se les pregunta al respecto. «La familia decía que sí, que estaba ahí, para salir de la corte, pero es es porque me quieren. Había muchas que podrían haber salido». ¿Qué aporta Raquel con su carácter? «Sobre todo, preocupación porque la gente esté bien y cómoda».

Ya contamos en julio que reinar en Fernando el Católico-Ángel Guimerá se retrasó un poco más de la cuenta por mor de las obligaciones académicas en Bruselas. Está de vuelta, con el título de ingeniera industrial en el bolsillo y pensando cómo puede compaginar las nuevas obligaciones del cargo con el trabajo sobre el Establecimiento de patrones de movilidad en población trabajadora mayor de 55 años. «No lo voy a abandonar, pero procuraré buscarme un horario lo más flexible posible. No hay una obligación de acabarlo «ya»». Y para el cargo ya ostenta se autoexige «una entrega total. Saber conectar con la gente y a la vez, tener los pies en el suelo. Pero sobre todo, tener mucha responsabilidad».

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Antes ejerció un cargo de no menos responsabilidad cuando su hermana ocupó el trono de su comisión: «fui su fotógrafa». Tenía por entonces 16 años y tras alguna que otra insistencia, el pasado ejercicio le tocó a ella ocupar el trono de la comisión de Fernando el Católico-Ángel Guimerà. Cuando se le pregunta en el test su fallera mayor mítica, señala a Gloria Martínez Amigó por una anécdota que define su exigencia: «Se acordaba que en la Crida, mi hermana fue vestida de valenciana a pesar de lo que llovía. Que en un día con tantas emociones tengas la capacidad de recordar eso habla mucho de cómo debe ser de cercana una fallera mayor».fotospropias20161010224031-20_g
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