Se construyó en 1855 con motivo del IV centenario de la canonización de San Vicente Ferrer el 29-06-1455 con restos artísticos de la techumbre de la antigua Sala del Consejo de la Casa de la Ciudad. Se sabe que intervino en su manufactura un escogido equipo de artistas y artesanos bajo la dirección de Luis Téllez, Profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. La estatua y el grupo de alegorías se deben a Antonio Marzo, la talla a José Puchol, el dorado a Benito LLeonart, la carpintería a José Gil y Ramón Monzó y el sistema rodante al maestro de coches Vicente Balader.
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Fue restaurada por Pedro Luis Brú en el 1867, con ocasión del segundo centenario de la inauguración de la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. También en 1959, por el culto catedrático de la Escuela Superior de Bellas Artes, don Luis Roig d’Alós, con motivo de la riada de 1957.
La figura sedente de la matrona que personifica a Valencia lleva una corona de laurel en la mano derecha y un estandarte con un sol en la izquierda. La matrona lleva casco y junto al estandarte lleva un escudo con los colores de la ciudad. En el pedestal y en su parte anterior se puede leer: Se construyó con motivo del IV centenario de la canonización de San Vicente Ferrer. En su parte posterior se lee: Se restauró en 1867. Restaurada en 1959.
El pedestal lleva, delante, un escudo con las armas del Reino. A la derecha, uno de la ciudad de Valencia y otro de la abundancia, colocados en diagonal. Y a la izquierda, del mismo modo, los de Castellón de la Plana y Alicante. En la cabecera de la roca puede verse una alegoría – una mitra, un capelo y un libro- relativa a San Vicente Ferrer y más abajo la inscripción: Año 1855. En las aristas del mismo pedestal, cuatro ángeles estilizados con escudos de la ciudad y sobre ellos coronas reales y cetros.