Rodrigo de Borja Alejandro VI Papa

Rodrigo de Borja (Roderic de Borja) nació en Xátiva (Valencia) el 1 de enero de 1431 y falleció en Roma el 18 de agosto de 1503 (72 años). Hijo de Jofré de Borja Escrivá y de Isabel de Borja, hermana de Alfonso de Borja (papa Calixto III). Por tanto Rodrigo de Borja era sobrino del Papa Calixto III. Roderic fue bautizado en la Iglesia de San Pedro de Xátiva. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María de Monserrat de los Españoles en Roma junto con los de su tío Calixto III. 

En 1437 muere el padre de Rodrigo, y su madre se traslada con sus hijos a Valencia, donde su hermano Alfonso era el obispo de la diócesis. Pasan a residir en el Palacio Episcopal. En 1444 Alfonso de Borja es nombrado cardenal y fija su residencia en Roma. Bien pronto, hacia 1449 llama a sus sobrinos Rodrigo de Borja y Pedro Luis de Borja para que completen sus estudios y hagan carrera junto a él. Rodrigo que había comenzado sus estudios en Valencia, logra completarlos con gran éxito en la Universidad de Bolonia doctorándose en los dos derechos (canónico y civil) en 1456. 

A la sombra de su tío comienza una larga lista de nombramientos todos ellos bien remunerados. Por su mediación Rodrigo había obtenido en 1447 una canonjía de la Catedral de Valencia y en 1449 había sido nombrado sacristán de la Catedral. El 30 de Octubre de 1451, ya en Roma, es ordenado sacerdote por su tío entonces todavía cardenal. En 1455 es nombrado él mismo, cardenal y además cardenal diácono de San Nicola in Carcera en 1456, cardenal diácono de Santa María en Vía Lata en 1458, obispo de Valencia (entre 1458 y 1492) y vicecanciller en 1458 (nombrado por su tío el ya Papa Calixto III), ocupando el puesto hasta 1492 en que es elegido Sumo Pontífice. 

Después de la muerte de su tío Calixto III se sucedieron en el trono de Pedro antes de la llegada de Rodrigo, aún cuatro Papas y todos ellos lo mantuvieron en el cargo de vicecanciller, lo que nos permite afirmar que su permanencia en tan largo periodo de tiempo no es solo producto del nepotismo de su tío, sino de su propia valía personal que le llevó a ejercer el cargo durante el mandato de varios Papas (Pío II, Paulo II, Sixto IV e Inocencio VIII). En 1463 y durante el papado de Pío II, es nombrado cardenal protodiácono, máximo cargo que un cardenal puede ostentar en la Santa Sede. 

En 1466 durante el papado de Paulo II es nombrado obispo de Urgell y co-príncipe de Andorra, en 1484 es el decano del Colegio cardenalicio. En 1492 durante el papado de Inocencio VIII la diócesis de Valencia es elevada a rango de metropolitana pasando Rodrigo a ser Arzobispo de la diócesis. 

A la muerte del papa Inocencio VIII es elegido Sumo Pontífice el 11 de agosto de 1492 y se proclama Papa de la Iglesia Católica con el nombre de Alejandro VI. Será el segundo Papa valenciano de la historia y para más «inri» ambos de la misma familia. 

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De la relación de títulos y honores que disfrutó en vida, no debe extrañarnos que Rodrigo de Borja fuera uno de los hombres más ricos de Roma. En la ciudad construyó su propio Palacio y fue en parte responsable de la recuperación artística y material de la Ciudad Eterna. Durante su mandato tanto de cardenal como después de Papa, llevó una política administrativa muy eficaz e incluso austera, a pesar de que su austeridad no la pusiera en práctica con él mismo. Intervino de una u otra manera en los asuntos de la política de los distintos Estados italianos de la época, su máxima aspiración era la creación de un Estado fuerte bajo la supremacía de la Santa Sede. También metió sus manos en los asuntos del reino de Nápoles que lo llevaron en ocasiones a enfrentarse con el rey de Francia y en otras a considerarlo como amigo. 

Si como hombre mundano representa un arquetipo del príncipe renacentista del momento, como hombre de iglesia dejó mucho que desear, ya que antepuso sus propios intereses materiales a las necesidades de la Iglesia. Tal vez toda su política iba a encaminada al engrandecimiento de su linaje, tanto particular como del resto de su familia lo que le llevó al igual que su tío unos años antes al nepotismo más absoluto. Ya para entonces en los distintos estados italianos era conocido como «Borgia» que se acercaba más a la grafía italiana. 

La muerte del Papa se produjo en extrañas circunstancias no aclaradas. La más extendida es que fue envenenado, pero nos acercaremos más a la realidad si decimos que murió de muerte natural, tal vez de malaria o de alguna enfermedad de tipo infeccioso de las que eran habituales en la Roma de la época. Se da la circunstancia que el calor del verano no aconsejaba tener al muerto mucho tiempo sin enterrar, la enfermedad y la gordura del difunto llevó a una rápida descomposición del cuerpo, que según crónicas de la época emitía un fuerte olor nauseabundo, por lo que fue enterrado deprisa y corriendo. 

Cosas del Papa El Papa Alejandro VI es tal vez el papa más conocido de la historia por la leyenda negra que le ha acompañado. En un aspecto estrictamente político como cabeza visible de los Estados Vaticanos, toda su política está marcada por un intento de ampliar el poder de la Santa Sede a costa de sus vecinos, política que irá acompañada además de una política de matrimonios de sus propios hijos y una continúa intervención en los asuntos internos de otros estados. En su época era uno los hombres más poderosos del mundo occidental y por lo tanto uno de los que más enemigos tuvo, dentro y fuera del Vaticano. Además el hecho de que fuera extranjero no ayudó a granjearse la amistad de sus poderosos vecinos e incluso de los propios romanos. 

El papa Alejandro VI fue uno de los grandes valedores de Fernando e Isabel (los Reyes Católicos), estos habían contraído matrimonio ilegal (eran primos segundos) en 1469 con una bula falsa, por lo que el papa Paulo II los excomulgó. Gracias a los buenos oficios del entonces cardenal Borja consiguió que este levantara la excomunión en 1472 y expidiera una bula esta vez verdadera. El 18 de junio de 1472, el cardenal Rodrigo de Borja había llegado a la ciudad de Valencia donde es recibido con toda clase de honores, entra por la Puerta de Serranos y desde allí se dirige a la Catedral. Permanece un largo periodo de tiempo en distintas visitas y gestiones diplomáticas en Castilla en asuntos relacionados con Isabel y Fernando. Junto a Rodrigo de Borja le acompañan Paolo San Leocadio y Francisco Pagano que bajo el mecenazgo del cardenal que además era obispo de Valencia pintaran sus famosos ángeles músicos para la Capilla Mayor de la Catedral. Con ellos se considera que el arte renacentista de influencia italiana hace su entrada en España. 

En 1493 el papa Alejandro VI expidió las conocidas como bulas alejandrinas por las cuales se concedía a España las tierras de America descubiertas y el patronazgo de la Corona sobre ellas. En 1494 se firma entre España y Portugal el Tratado de Tordesillas por el cual se establecen los límites territoriales de las tierras descubiertas y su área de influencia. 

En 1496 el papa Alejandro VI ratificaba mediante una bula, el titulo concedido a Isabel y Fernando por parte del papa Inocencio VIII por el cual los reyes españoles tenían la facultad de ostentar el titulo de Reyes Católicos, titulo que hasta la actualidad siguen ostentando los reyes españoles aunque el mismo no sea utilizado. 

No parece que su interés por la grandeza del Estado Vaticano le permitiera dedicarse a los asuntos estrictamente religiosos, por lo que su nombre no ha pasado a la historia por este motivo. Fue más un príncipe del Renacimiento que un hombre de Iglesia. Como ya hemos dicho su política exterior e interior le llevó a tener muchos enemigos que dieron objeto a una leyenda negra. Es ampliamente conocido que Alejandro VI tuvo varios hijos y numerosas amantes, de una de ellas nacería Pedro Luis de Borja (1468-1488), tal vez su hijo favorito. Para Pedro Luis (Pere LLuis) compró al rey Fernando el Católico el ducado de Gandia (Valencia) que llegaría a ser uno de los más importantes del Reino de Valencia, además adquirió los terrenos donde hoy día se levanta el Palacio de las Cortes (Pl.San Lorenzo de Valencia) que debía ser el símbolo del poder de la familia Borja, cosa esta última que no consiguió. Desgraciadamente Pedro Luis, I duque de Gandia falleció en Roma en 1488. El nombre de la madre de Pedro Luis se desconoce pero algunas fuentes apuntan a Julia Farnese hermana del futuro Papa Paulo III. Se sabe que Julia y Rodrigo fueron amantes pero de la madre del niño poco más. 

Una mujer importante en la vida de Alejandro VI fue Vanozza Cattanei convertida en su amante oficial y con la que tuvo cuatro hijos que sepamos, es tal vez la mujer con la que más tiempo pasó durante toda su vida. De esta mujer hubieron tres hijos que van ligados a la leyenda negra de la que es objeto. El menos conocido sea tal vez Joan de Borja (ca.1475-1497) que heredó el ducado de Gandia a la muerte de su hermanastro Pere Lluis de Borja, murió asesinado y su cadáver apareció en el río Tíber. Todas las miradas se centraron como instigador del asesinato en su hermano Cesar Borgia. 

El hijo más famoso del Papa Alejandro VI fue Cesar Borgía (1475-1507) (Aut Caesar aut nihil – O Cesar o nada). Este se convirtió en la mano derecha de su padre en lo que se refiere al plano militar y a su política exterior. No consta que Alejandro VI tuviera conocimiento del asesinato de su hijo Joan por parte de Cesar, pero indudablemente una vez producido el hecho tuvo que tener conocimiento de los rumores y aún así no hizo nada por cambiar la situación. Se cree con bastante fundamento que Cesar también ordenó el asesinato del segundo marido de su hermana Lucrecia, el napolitano Alfonso de Borja, ya que no servía a los intereses del Papado la continuidad del matrimonio. De Cesar Borgia y por lo que nos toca como valentinos que somos, destacar que fue nombrado en 1493 cardenal y además Arzobispo de Valencia (entre 1492-1498) (en 1498 renunciaría al cardenalato y se incorporó a la vida secular, ya que objetivamente la vida religiosa no era su pasión). En los últimos años de su vida fue hecho prisionero en Italia por Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán) siguiendo ordenes de Fernando el Católico. Enviado a España, recaló en Valencia para continuar camino hasta Chinchilla (Albacete) donde fue encarcelado. Intentó escapar y fue llevado a un lugar más seguro, a Medina del Campo (Valladolid) de donde si consiguió escapar y ponerse al servicio del rey de Navarra con cuya hermana Catalina de Albret estaba casado. Murió en 1507 en Viana (Navarra) luchando contra las tropas castellanas del rey Fernando el Católico. 

El tercer vástago del Papa a quien vamos a citar, tiene nombre de mujer, Lucrecia (1480-1519), cuyo nombre nos trae a la cabeza toda la leyenda negra que rodea al Papa y a su familia. Lucrecia sin ser una santa fue una mujer al servicio de los intereses de su padre Alejandro VI y su hermano Cesar. Le obligaron a contraer matrimonio con Giovanni Sforzza (conde de Pesaro) por intereses políticos y cuando dejó de ser interesante el matrimonio fue anulado. La volvieron a casar con Alfonso de Aragón (de Nápoles), con este hombre la anulación del matrimonio debió ser algo más complicado ya que Cesar Borgia optó por asesinarlo sin más contemplaciones. No consta que Lucrecia estuviera al tanto de ello, no se puede decir lo mismo del Papa que tal vez si tuviera conocimiento de lo que iba a pasar. Caso por tercera vez con Alfonso de Este, duque de Ferrara y parece ser que su vida se encarriló porque en el ducado de Ferrara ha dejado buen recuerdo, tuvo varios hijos con el duque entre ellos el heredero, Ercole. También hay que decir que entre hijo e hijo se permitía alguna libertad con algún amante. No consta tampoco que Lucrecia fuera una envenenadora consumada por lo que ese aspecto de la leyenda negra hay que ponerla en entredicho. 

Un punto muy importante a destacar es la denuncia sobre un posible incesto entre Alejandro VI y su hija Lucrecia. Se sabe que no hubo tal, y que solo es producto de la leyenda negra que los enemigos del Papa tejieron en torno a él y a su familia. Antes de casar con Alfonso de Aragón, Lucrecia tuvo un hijo con un mayordomo de palacio, este niño fue llamado Alfonso de Aragón aunque es más conocido como «infans romanus». El papa Alejandro VI legitimó el origen familiar del niño pero ello no suponía que reconociese que él era el padre, era práctica habitual de la época el reconocimiento de los hijos habidos fuera del matrimonio a los efectos de disfrutar de herencia y honores que pudieran corresponderle. También se ha comentado que el hijo fuera fruto de las relaciones con su hermano Cesar de la que estaba enamorado. Lo bien es cierto es que este asunto del «infans romanus» es uno de los más turbios que sobre la cabeza de Alejandro VI se cernió sobre su Papado. 

Del talante del papa Alejandro VI, da buena cuenta lo ocurrido con Girolamo Savonarola, monje dominico de Florencia que llevado por una exaltación tal vez enfermiza, criticaba un día si y otro también la política depravada que llevaba la Iglesia Católica y Alejandro VI en particular. Ni corto ni perezoso el papa excomulgó a Savonarola en 1497 sin que este hiciera caso alguno. A la vista de los hechos el Papa invadió Florencia y mandó detener a Savonarola. Sería ejecutado en 1498 en la hoguera por no retractarse de sus ideas. Evidentemente al Papa no le tembló el pulso para ello. 

Durante su papado Miguel Ángel Buanorroti esculpiría la famosa escultura de La Piedad que hoy día podemos ver en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Un hombre del cariz de Rodrigo de Borja que no dudó en usar de todos los medios materiales para su propio beneficio, fue un gran amante de las artes, construyó grandes palacios en Roma, algunos de ellos evidentemente para engrandecimiento propio, pero siempre con los ojos puestos en la belleza como buen príncipe del Renacimiento. Reconstruyó el Castillo de Sant Angelo y la Basílica de Santa María La Mayor cuya techumbre de madera está llena de escudos con las armas de Rodrigo, el famoso buey o toro símbolo borgiano por excelencia. 

En la corte papal de Alejandro VI se hablaba de forma habitual el italiano, pero de todos es conocido que tanto el papa como sus hijos y todos sus allegados hablaban y se comunicaban por escrito entre si en valenciano, y que no era nada extraño que muchos se expresaran en esa lengua. La única excepción fue Lucrecia Borja que al haber sido educada en el Palacio Orsini fuera de la Corte Papal no lo hablaba, pero no así el resto de la familia Borja. 

A Rodrigo de Borja (Alejandro VI) le cabe el honor de haber expedido el 23 de enero de 1501, la bula «Inter ceteras felicitates» por la cual se creaba el «Estudi General» en valencia, o lo que es lo mismo la Universidad Valenciana que hasta hoy día sigue gozando de buena salud. Al año siguiente el rey Fernando el Católico confirmará mediante un privilegio la fundación del «Estudi General» valentino. 

Como colofón a lo dicho habría que decir que tal vez pueda resultar extraño que hombres de iglesia y además Papas, tuvieran una vida tan poco ejemplarizantes. Hay que ponerse en el contexto de la época, el que un hombre de iglesia tuviera amantes e hijos no era nada extraño, por no usar la palabra habitual; en el caso de Alejandro VI tal vez pecara por exceso por el número de amantes e incluso el número de hijos pero hubieran sido pecados perdonables si no hubiera mediado de por medio su ambición personal y su nepotismo. De actitudes como las de Alejandro VI entre otros, nacería años después la reforma protestante que encabezaría Martín Lutero clamando por una reforma de la iglesia, Savonarola fue el preludio de lo que se avecinaba para la Iglesia Católica. 

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