El ex conseller de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat Josep Rull ha invocado el “mandato democrático” de “cumplir lo que la gente vota” para intentar explicar por qué refrendó todos los pasos para seguir adelante con el referéndum soberanista del 1-O pese a las seis advertencias que recibió expresamente del Tribunal Constitucional (TC) sobre la suspensión de las normas de desconexión. En su declaración ante el tribunal del juicio del “procés”, Rull ha negado legitimidad al TC, del que ha dicho que adolece de “un déficit importante de autoridad moral”, y se ha mostrado orgulloso de que el decreto de convocatoria de la consulta independentista llevase su firma. “Fue uno de los momentos más trascendentales de mi carrera política”, ha dicho a preguntas de la fiscal Consuelo Madrigal.
Como sus ex compañeros que le han precedido, el que fuera conseller del Gobierno de Carles Puigdemont -para quien la Fiscalía pide 16 años de prisión por rebelión y malversación- ha recalcado que en la organización de la consulta no se gastó “ni un euro público”. “No encontrará ninguna factura”, ha retado a la fiscal al mismo tiempo que hacía hincapié en que resultaba “imposible” desviar dinero público al 1-O porque las finanzas de la Generalitat estaban “absolutamente controladas por el Gobierno”.
Rull -que se negó a contestar a Vox “por respeto que en nuestro país sufren la xenofobia y el racismo”- negó pese a todo que obviara los mandatos del TC y dijo que no era consciente “de cometer ningún tipo de desobediencia” y que reservó una partida presupuestaria en su departamento para el referéndum por “previsión política” porque confiaba en que el Estado llegase a un acuerdo con la Generalitat y le transfiriese las competencias para organizar la consulta. “Había un mandato democrático claro de la ciudadanía de Cataluña y nosotros cumplimos con ese mandato”, ha asegurado. Y del mismo modo ha sorteado cualquier atisbo de actuación ilegal al convocar un referéndum, algo que hizo, ha hecho hincapié, “en base a una ley plenamente vigente emanada de un Parlamento democrático y legítimo” y que, a su vez, “canalizaba la voluntad expresada en las urnas”.
Para Rull, el 1-O fue “una expresión democrática y de dignidad colectiva” y, tras mostrar su “compromiso absolutamente pacifista”, ha dicho que los observadores “quedaron escandalizados por el nivel de violencia utilizado por las Fuerzas de Seguridad”.
Rull ha hecho un alarde de cinismo cuando la fiscal le ha preguntado por las urnas del 1-O y la supuesta responsabilidad del Gobierno de Puigdemont en esa infraestructura clave de la consulta. “Estaba convencido de que aparecerían y aparecieron”, ha dicho, una convicción que sustentó “en la confianza en un país” porque “el compromiso por la democracia fue extraordinario”. El ex conseller ha subrayado que “jamás” se imaginó “que las Fuerzas de Seguridad del Estado desplegasen el nivel de violencia que desplegaron ante gente joven y abuelos”.
Fuente: La Razón