Cada vez más aislado en la escena internacional, el Gobierno de Nicolás Maduro sigue contando pese a todo con el apoyo de los Gobiernos de China y Rusia. Pekín lo hace a través del crédito financiero y la compra de petróleo, al igual que hace Rusia, que además apuntala a su aliado con declaraciones políticas como la que ha lanzado hoy su ministro de Exteriores.
Serguéi Lavrov, en su tradicional rueda de prensa anual, reiteró su respaldo al presidente de Venezuela y fue un paso más allá al condenar la intromisión en los asuntos internos del país sudamericano propiciada por otros países. En este sentido acusó a Estados Unidos de potenciar la intransigencia de la oposición venezolana.
«Nuestra postura consiste en que es necesario evitar todo tipo de injerencia en los asuntos internos de los estados soberanos», dijo sobre la situación en Venezuela el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
Rusia es partidaria de establecer algún tipo de diálogo entre los sectores de la oposición y el Gobierno, pero Moscú considera que este contacto no llega a materializarse debido ante la intransigencia de la oposición, “influenciada desde el exterior, sobre todo desde EEUU».
Cabe recordar que en el pasado, el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha liderado un intento por acercar a los dos partes. Sin embargo, los antichavistas le acusaron de no ser un verdadero mediador sino una ficha al servicio Maduro. A estas alturas, muy pocos en las filas antichavistas son los que creen en un acercamiento para dialogar con el Ejecutivo.
La llegada de Juan Guaidó a la presidencia de la Asamblea Nacional, dominada por la oposición tras ganar en las elecciones de 2015 por mayoría absoluta, ha reactivado a las filas opositoras. La CNN difundió ayer que el presidente Donald Trump estaría pensando la posibilidad de reconocer a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.
Si la Casa Blanca da ese paso, otros gobiernos podrían adoptar el mismo camino, lo que agudizaría aun más la crisis institucional que sufre Venezuela. Venezuela se ha convertido en los últimos tiempos en una ficha más del tablero de guerra diplomática que enfrenta a Rusia y Estados Unidos. Cada una de las dos potencias utiliza al régimen de Maduro para sus propios fine geoestratégicos.
Maduro juró el cargo de presidente la pasada semana tras ganar unas elecciones el pasado mes de mayo consideradas por la oposición y varios países como ilegítimas. Los opositores consideran que la Constitución les da alas para elegir al presidente del Parlamento como nuevo mandatario de Venezuela debido al vacío de poder generado por una presidente ilegítimo.
Ayer mismo, la Asamblea Nacional aprobó una resolución que establece «como jurídicamente ineficaz la situación de facto» de Maduro para, a continuación, declarar «nulos todos los supuestos actos emanados del Poder Ejecutivo» desde este momento. También aprobó otra resolución en la que solicita a los gobiernos de países extranjeros a que no reconozcan el segundo mandato de Maduro y a que bloqueen las cuentas bancarias que el Gobierno venezolano tenga bajo su jurisdicción.
El Parlamento aprobó también un proyecto de ley para amnistiar a los 281 presos políticos que hay actualmente en Venezuela, según un reciente informe de la ONG venezolana Foro Penal. Lo cierto es que el Tribunal Supremo, controlado por el Gobierno, invalida desde hace tres años todas las actuaciones del Parlamento al considerar que ha incurrido en desacato.
Fuente: La Razón