Recorre los icónicos edificios de este arquitecto valenciano para ver la ciudad desde otra perspectiva
Seguramente ya hayas recorrido mil veces el callejero completo de Valencia, pero la ciudad ofrece una amplia variedad de rutas para poder (re)descubrirla, aprender su historia y mirarla con otros ojos. No solo puedes conocer la crónica de la ciudad en sus museos: las calles de Valencia están llenas de tesoros que quizas ni siquiera sabías que estaban ahí y que te maravillarán si te paras a contemplarlos.
Gótico, judío, románico, modernista…Son muchas las tendencias arquitectónicas que pueden apreciarse en Valencia, marcadas por los distintos periodos históricos por los que ha pasado la capital y la gran riqueza cultural de las distintas poblaciones que han habitado sus tierras a lo largo de los siglos. Uno de los estilos que más ha perdurado hasta nuestros días es el modernista, del cual encontramos abundantes muestras a lo largo de la ciudad y que te presentamos en esta ruta por la Valencia modernista de José María Manuel Cortina Pérez, uno de los exponentes valencianos de este movimiento:
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Cortina Pérez, exponente del modernismo valenciano
El Modernismo en Valencia fue algo más que un movimiento arquitectónico, supuso una verdadera revolución identitaria que se caracterizó por una cierta exaltación de lo considerado autóctono, propio y local. Las construcciones se llenaron de mosaicos de colores, esculturas y adornos que enfatizaban la huerta, las naranjas, falleras y pescadores, entre otros elementos de marcado carácter valenciano.
La Valencia de principios del siglo XX evolucionó hacia el Modernismo, una corriente que orientó algunos de sus edificios y construcciones de un marcado estilo arquitectónico austero y racionalista, hacia la ornamentación, el recargo y el empleo abundante de líneas curvas y asimétricas. La ciudad adoptó muchas de las características de este movimiento en aras de lo decorativo, como el uso del hierro, la cerámica y el vidrio en los edificios, que se pueden apreciar a día de hoy pasendo por el callejero valenciano.
Es imposible hablar de la Valencia modernista sin hacer mención a José María Manuel Cortina Pérez, arquitecto valenciano considerado como uno de los máximos exponentes de este movimiento arquitectónico en la ciudad y cuya obra se caracterizó por su abundante fantasía e imaginativa. Nació en 1868 y sus construcciones destacan por el empleo conjunto de elementos de distintos estilos como góticos, románicos, bizantinos e islámicos.
Sus creaciones en la Valencia de finales del siglo XIX y principios del XX son numerosas, principalmente por encargos de la burguesía e instituciones religiosas, por lo que contruyó varias viviendas, casas de veraneo, panteones, ermitas e incluso se hizo cargo de algunas restauraciones.
Una destacada y original producción
Entre su extensa obra, destacan los edificios que construyó en el Ensanche de Valencia, como la famosa ‘Casa de los Dragones’ en la esquina de las calles Sorní y Jorge Juan, o el imponente Edificio Cortina I de la calle Félix Pizcueta.
La ‘Casa de los Dragones’ fue construida para su padre en 1901 y destaca por su decoración de fantasía con dragones, motivos florales y elementos extravagantes como una locomotora alada. Toda su decoración se enmarca dentro de la tendencia modernista con elementos neogóticos, con el marcado estilo personal ‘medievalista fantástico’ de Cortina Pérez.
El Edificio Cortina I fue el primer edificio del arquitecto en el Ensanche, construido en 1896 y en el que se combinan figuras románicas, góticas, bizantinas e islámicas. En las rejas de los vanos de la planta baja y la carpintería de los miradores se aprecian huellas claras de esta tendencia a la combinación de diversos estilos, con la unión de elementos medievalizantes y las líneas sinuosas del art noveau.
Otra de las construcciones llamativas en su obra es la Casa Peris, del año 1897 y ubicada en la calle Caballeros número 8 (esquina con calle de los Borja). La fachada de la construcción es de piedra y ladrillo, y en ella abundan escudos, dragones y arcos lobulados, bajo el carácter medievalista del edificio.
En la calle Sorní número 23 (esquina con Grabador Esteve), cerca de la ‘Casa de los Dragones’, encontramos el edificio Cortina Pérez, que construyó en 1905 para su hermano y aún se conserva en buen estado, por lo que se puede apreciar el particular trabajo del valenciano.
Si nos desplazamos a la calle de La Nau (frente a la antigua Universidad Literaria) encontramos el Colegio del Patriarca, donde en su parte trasera se encuentra una verja de hierro diseñada por el arquitecto y decorada con sus icónicas cabezas de dragones y flores de lis, sujeta por pilares de piedra decorados con pináculos y esferas.
Lamentablemente, gran parte del trabajo del icónico arquitecto se ha perdido con el paso de los años y son varios los edificios de los que ya no es posible apreciar los detalles de su fachada ni arquitectura, como la Casa Oroval de la calle Colón 74 (esquina con la calle Sorní); la Casa Aparici en la Gran Vía Marqués del Turia (esquina con la calle taquígrafo Martí); la Casa Payá, también en la Gran Vía Marqués del Turia (esquina con la calle Gregorio Mayans) y el teatro Eslava en el Paseo de Ruzafa, demolido en 1959.
Recorrer la Valencia modernista de Jose María Manuel Cortina Pérez es apreciar construcciones eclécticas donde se conjuga lo bizantino y lo gótico, lo modernista y lo islámico. El arquitecto dejó huellas de su estilo medievalista y fantástico en la ciudad, donde los dragones contemplan desde sus fachadas el paso de los siglos y los cambios de la ciudad.