Salvador da el ultimo sorbo al café con leche que tiene sobre la mesa. De la tostada ya no queda ni rastro, solo un plato vacío y un cuchillo de sierra. Parece embelesado con lo que en ese momento emite la televisión. Joan Tarda, de ERC, interviene en ese momento durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. A sus 86 años, el padre del fundador de Podemos (Juan Carlos Monedero) vive la política con la misma intensidad que lo hacen los diputados en el hemiciclo, incluso interviene y comenta su parecer en relación a las intervenciones de los políticos. Con unos argumentos, eso sí, diametralmente opuestos a los de su vástago, al que él llama, nostálgico, «mi chaval». Es más, Salvador, para quien la edad no es una barrera, ha decidido sumarse a uno de los partidos emergentes, a Vox. Evidentemente a Juan Carlos esto bien, lo que se dice bien, no le ha sentado, pero el padre de familia (está viudo y tiene otros cinco hijos) se siente más que orgulloso. Incluso ha puesto un cartel en la entrada de Casa Gala (el bar que regenta desde hace años) en el que anima a los viandantes a entrar en su local y que le digan lo que piensan de la formación de Santiago Abascal. Bueno y malo. Ya se encargará él de rebatir sus argumentos. Como agradecimiento por entrar, un llavero «made in Casa Gala» de regalo. «Ya han venido más de 300 personas desde que lo puse. Todos me dicen lo mismo, que si Vox es un partido de ultraderecha, que si es antiinmigración, antieuropeo… mentiras. Yo les explico lo que realmente es Vox para que nadie les engañe», dice con voz firme. Y es que para él, «es una pena que un partido que es el que realmente quiere lo mejor para España y los españoles, esté tan ignorado, que se encuentre con tantas mentiras… Tenemos que saber que este partido es necesario para nuestro país porque hemos llegado a una situación terrible. Estamos igual que en 1934 y todos sabemos lo que vino después. Entre el centro izquierda y el centro derecha han vendido nuestra patria durante 40 años», asevera. Como ejemplo relata una anécdota que vivió hace poco. Un chino entró en su bar y le dio las gracias a Salvador. «»¿Por qué?», le dije yo. »Porque hemos comprado toda vuestra deuda pública y dependéis de nosotros», me contestó. Vamos a tener que volver a los tiempos de la posguerra y a la cartilla de racionamiento», asegura.
Un hombre sin ilusión…
Mientras atiende a una cartera que le entrega la correspondencia del día, continúa seguro de su discurso. Lo que más lamenta, dice, es que los políticos actuales han conseguido robarnos la ilusión, algo que según Salvador no pudo hacer la Guerra Civil ni la Segunda Guerra Mundial. Y comienza a tararear la mítica canción de «Mi carro». «Esto es lo que antes se escuchaba cantar a las mujeres por las calles cuando iban a los ultramarinos. Antes había ilusión, ahora nadie canta, y un hombre sin ilusión es un muerto que camina», insiste.
Y ante tanto nubarrón, Salvador encuentra en el éxito de Vox cosechado en Andalucía el pasado 2 de diciembre, «un rayo de luz por el que mantener el entusiasmo», explica. «Es algo muy positivo y solo el principio de lo que está por venir. La gente está abriendo los ojos. En una Comunidad Autónoma como Andalucía que ha sido siempre de izquierdas, el éxito de Vox demuestra que la población está harta», dice. Además, tiene la receta perfecta para acabar con todos los problemas y frentes abiertos en España. Fuera corruptos, que vengan «los nuevos a limpiar todo» y una solución contundente para aplacar la crisis catalana. ¿Cuál es su propuesta? Hacerles jurar fidelidad a la bandera y a la unidad de España a todos los políticos independentistas encarcelados. «A grandes males, grandes soluciones», asevera, al tiempo que recalca que «algún gobierno honrado debería decirles a todos los catalanes que España no les roba, que España no les odia, que les queremos… Que quien les ha robado durante décadas ha sido el señor Pujol». Está cansado de que a los suyos, a los de Vox, les digan que quieren devolver a nuestro país al Franquismo. «Nadie quiere regresar a esos tiempos oscuros, no hay que preocuparse. Vox quiere lo mejor para nosotros, quiere también a los inmigrantes, claro que los quiere, pero con papeles. Nos gusta Europa, pero no que nos roben desde la UE. Mira, yo soy como Trump: »España primero»», argumenta pronunciando el nombre del presidente de EE UU tal y como suena para después matizar que él no es bueno en inglés.
Lo que a uno le resulta inevitable preguntarle es como son las cenas de Navidad en casa de los Monedero. ¿Intenta su hijo que se sume a Podemos? ¿Le recrimina su afinidad por Vox? «Mire, mi chaval es un chico sensato, habla muy bien, pero no comparto las cosas que dice, pero eso no nos ha separado. Cada uno con lo suyo. Realmente pienso que Podemos y Vox son lo mismo, tenemos muchísimo en común, ambos quieren cosas muy similares, pero la forma que tienen de interpretarlo es diferente. Pablo Iglesias quiere diálogo, algo muy complicado, y Abascal quiere que la ley se cumpla», matiza. Sobre el líder de Podemos, Pablo Iglesias, recalca que no todo «es ser honrado y bueno sino también parecerlo» y también denuncia «la persecución» que ha sufrido su hijo por el impago de impuestos de 426.000 euros. «Él siempre quiso pagar en España. Que le dejen ya en paz. Si en Andalucia han robado millones y nadie dice nada», espeta con rabia. Mientas se dirige al almacén para regalarnos un llavero por haber entrado a hablar con él sobre Vox, nos explica que para él, el mejor político de la historia de España ha sido Julio Anguita: «Es el único que tiene dignidad, que ha renunciado a su sueldo de diputado y vive con el de profesor. Necesitamos más gente como él», dice. Y también tiene palabras de cariño y respeto para la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, «porque eliminó el impuesto de sucesiones». Algo que los Monedero disfrutarán «cuando yo ya no esté aquí», dice el octogenario. Aunque Salvador ya está jubilado, va cada día a su negocio, habla con los clientes y de ahí saca sus particulares teorías. «Vivo aquí al lado y no tengo otra cosa que hacer. Esto es lo que he hecho toda mi vida y aunque esté jubilado la ley me permite estar haciendo cosas en el bar. Aquí se aprende de la vida. Nada de CIS y estudios sociológicos, en la barra del bar sabes más de tu país y tu gente que en ningún otro sitio», asevera. Ahora confía en que pronto se convoquen elecciones y Vox entre en el Parlamento nacional. «Aunque no creo que Abascal sea presidente porque todos los políticos querrán ponerle la zancadilla. Aunque nunca se sabe… porque aquí nadie es poseedor de la verdad absoluta, bueno, sí Ramón de Campoamor que dijo aquello de que: «En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con el que se mira», recita entre risas.
Fuente: La Razón