El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abierto la precampaña electoral en un territorio a priori hostil pero necesario para no perder La Moncloa, la Andalucía de su otrora rival orgánica Susana Díaz, y en la federación socialista más grande de España, la única que no optó por él como secretario general del partido en las primarias aunque por menos diferencia de la que Díaz esperaba. Eran otros tiempos. Ni Díaz es ya presidenta de la Junta y Sánchez se juega de nuevo la Moncloa, a la que llegó tras una moción de censura, el 28 de abril tras fracasar para sacar los Presupuestos Generales del Estado pese a haber intentado dialogar hasta el último momento con los partidos independentistas catalanes, un diálogo ante el que Díaz guardó silencia frente a otros barones socialistas pero como ella repite insistentemente todo el mundo sabe lo que piensa.
Sánchez también lo sabe, y es consciente de que el rechazo de Díaz a privilegios nacionalistas y a cruzar líneas rojas que den alas al independentismo es mayoritariamente compartido por los socialistas andaluces. Por ello este sábado se ha dirigido a ellos, y a los votantes de izquierdas que en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre se quedaron en casa provocando que la victoria de Díaz no sumara para conservar la Junta frente al pacto de PP y Cs con el apoyo de la irrupción de Vox, para que se movilicen el 28 de abril porque “saben que este partido representa la moderación y el sentido común”.
Sánchez estaba anunciado desde hace días, junto a Díaz, como cabeza de cartel en el acto para presentar la candidatura de Juan Espadas –“Juan” el “buena persona”- para la reelección como alcalde de Sevilla en las municipales del 26 de mayo, la principal gran capital que conserva el PSOE. Pero el anuncio que hizo ayer de convocar elecciones generales el 28 de abril ha ensombrecido al “protagonista”.
Díaz ha prometido que los socialistas andaluces se “batirán el cobre” para que “Pedro Sánchez no dependa de nadie” y ha pedido tomar nota de lo ocurrido el 2 de diciembre para evitar que los votantes de izquierdas se cojan “un día de asuntos propios” dando por segura la victoria de Díaz, que ganó pero no pudo gobernar al pactar PP y Cs y sumar con la irrupción de Vox para hacer a Juanma Moreno presidente andaluz.
El mensaje a la masiva movilización fue común, pero también la reivindicación del PSOE como partido de Estado. “España no es de nadie y no vamos a dejar que nadie se apropie de una bandera que sólo se levanta con honor cuando se representa a todos”, dijo Díaz. Sánchez se unió al criticar a quienes “tratan de dar lecciones de patriotismo creyendo que patriotismo es gritar todos los días viva España cuando para nosotros patriotismo es trabajar todos los días porque en España se viva mejor”.
“Se habla de la unidad de España pero ¿qué tipo de unidad de España quieren con ciudadanos de primera y de segunda?”, se preguntó el presidente del Gobierno, quien criticó que PP y Cs “sacan el espantajo de Cataluña” pero “no os equivoquéis, no están hablando de Cataluña sino de la España que quieren en la que no cabemos todos”.
Sánchez arremetió contra “la derecha, porque en realidad es una” por apresurarse nada más anunciar la convocatoria de elecciones generales el 28 de abril a establecer “un cordón sanitario al PSOE” porque “ellos quieren una España en la que sólo caben ellos y nosotros una España en la que cabemos todos”.
“Da igual el cordón sanitario al PSOE porque el verdadero cordón sanitario a la derecha lo van a poner los españoles con sus votos”, aseguró en un mitin en el que glosó que en “casi nueve meses hemos hecho más por la justicia social que el PP en siete años” y apuntó como una de sus virtudes “ser testarudo” para garantizar que los Presupuestos hechos por una varias veces ovacionada ministra de Hacienda María Jesús Montero se acabarán aprobando para recuperar los derechos perdidos.
Fuente: La Razón