¿Son las pezoneras un remedio para una lactancia complicada?

El empleo de las pezoneras se ha ganado la peor de las famas. Las pezoneras por si no son malas, lo nocivo es su uso inadecuado, sobre todo porque en muchas ocasiones son recomendadas sin valorar el problema, aplicándolas sin ser realmente necesarias, ni realizar un seguimiento que asegure que no están interfiriendo ni obstaculizando la lactancia.

No tienen por qué producir complicaciones cuando se usan empleando el tamaño adecuado y colocándolas correctamente.

Hay distintas marcas de pezoneras en el mercado con diferentes tallas para poder ajustarse bien a las medidas de cada pezón. No usar la largura adecuada puede ser un problema para el lactante; si son demasiado largas, el bebé se enganchará solo de la tetina dificultando un buen sellado de su boca al pecho, y en consecuencia impidiendo una óptima succión, una apropiada extracción y transferencia de leche. Incluso si el tamaño es demasiado grande puede producir arcadas en el bebé. Por lo tanto, es requisito indispensable elegir las que se ajusten al diámetro de cada pezón y se acomoden a la boca del lactante. Para ello debemos tomar la medida desde la base del pezón, hasta su parte superior, utilizando la que mejor se ajuste al pezón.

La aplicación de las pezoneras es complicada. La mayoría de madres se las colocan encima del pezón y ya está la pezonera puesta. Así que cuando recomendemos su uso también debemos indicar cómo colocarlas de forma apropiada. Hay que darles casi la vuelta al cono que forma la punta de la pezonera, es decir intentado formar una especie de sombrero con ellas. Una vez lo tengamos centrado sobre el pezón, taparemos los agujeros con el dedo medio y estiraremos de los laterales, la idea es coger el máximo de areola posible.

De este modo, al estirar de sus laterales el cono saldrá hacia fuera, entrando el pezón dentro, adhiriéndose como un guante a la pezonera e impidiendo que esta se mueva ante cualquier pequeño roce o movimiento del bebé.

Usarlas sin una valoración previa al problema y sin un adecuado seguimiento, puede traer consecuencias peores. Con frecuencia se recomiendan cuando la madre tiene los pezones planos o invertidos para facilitar el enganche del bebé al pecho, en otras ocasiones se emplean en bebés que han sido alimentados con biberón como transición de este al pecho, o se aconsejen como barrera de protección en madres que presentan dolor al amamantar.

En el caso de pezones planos o invertidos, antes de colocar una pezonera, deberíamos valorar la retractilidad del pezón. Algunos parecen evertidos, pero sobresalen al ser comprimidos. En estos casos, es más adecuado enseñar a la madre alguna técnica para que su pezón sobresalga que optar por colocar una pezonera que nos costará retirar una vez mejore la elasticidad del pezón y el bebé sea capaz de engancharse correctamente al pecho.

Utilizar pezoneras como barrera de protección para ayudar a una madre que tiene los pezones doloridos, no es la mejor de las soluciones al problema, si la madre tiene dolor o grietas en los pezones hay que evaluar por qué está lastimado, y corregir la causa. El problema no se soluciona colocando unas pezoneras, al contrario, puede que incluso, su roce sobre la piel irritada o agrietada incremente su dolor.

Así mismo, si no se controla su uso puede poner en riesgo la producción de leche y en consecuencia repercutir en el crecimiento del lactante. En ocasiones, puede dar la falsa impresión de que el lactante está mamando eficazmente, pero que no obtiene la leche que necesita. Se podría caer en el error de que es la madre quien no produce suficiente leche.

Se debe limitar su empleo a casos especiales y siempre con la supervisión de un experto en lactancia. No debemos cegarnos por la falsa impresión de que el bebé encuentra más fácilmente el pezón cuando se emplea una pezonera, el pezón es un estímulo, una señal que activa el reflejo de succión en el bebé y este puede agarrarse con la ayuda adecuada a un pezón plano o invertido y le será mucho más fácil extraer la leche si no está recubierto por una pezonera.

En los casos de que se opte por su empleo el profesional debe comprobar que la madre sabe utilizarlas correctamente, que las tomas no están siendo eternas y además comprobar que la ingesta de leche es la adecuada. Por ello, es necesario realizar controles de peso al bebé que documenten un crecimiento adecuado. Nunca debemos darlas a una madre sin evaluar adecuadamente el problema y sin manejar las causas subyacentes de este. Es importante valorar la causa, corregir el problema y en base a ello elegir la solución que menos consecuencias negativas acarree. Las pezoneras no son buenas ni malas, son una herramienta más, que con la información adecuada pueden ayudar o, en contra, ser un mayor riesgo al problema.

Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es

Fuente;: La Razón

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