
La periodista y experta en inteligencia emocional Susana Fuster señala que «no existe una nariz de Pinocho» que nos ayude a saber si nuestros hijos adolescentes mienten, pero sí una serie de señales «no verbales» que nos pueden llevar a detectar cambios en su comportamiento y mejorar el entendimiento mutuo.
De estas claves trata el libro «Hijos que callan, gestos que hablan» (Espasa), en el que Fuster, directora del Máster Universitario en Comportamiento no Verbal y Detección de la Mentira de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y la Fundación Behavior and Law, parte de la premisa de que hay muchas señales, gestos e indicios corporales a los que hasta ahora no habíamos prestado la determinada atención.
Mucha comunicación no verbal
La adolescencia, señala Fuster, madre de dos hijas (una de 16 años y otra de doce), es una etapa complicada tanto para los jóvenes como para sus padres que se quejan de «falta de comunicación», un punto de partida, a su juicio, «erróneo» ya que hay muchas señales «no verbales», como gestos, posturas e incluso la ropa que visten, que dan muchas pistas para ayudar a comprenderlos.
La experta precisa que no es un libro de «autoayuda», pero sí que «te va a ayudar a conocer mejor a tu hijo y a fijarte en detalles de su comportamiento que hasta ahora podían pasarte desapercibidos», como gestos «manipuladores» que se realizan de manera inconsciente.
Fuente;: La Razón