Tal día como hoy del año 1928 se inauguró el nuevo Mercado Central de Valencia, en presencia de las autoridades de la ciudad. En este acto se ofreció una comida a los pobres, fue servida en las propias instalaciones del mercado.
Los orígenes del Mercado Central hay que buscarlos en tiempos musulmanes. En aquella época en el conocido como arrabal de la Boatella, extramuros de la ciudad, se asentaba un mercado o zoco musulmán.
En 1261 después de conquistada Valencia por el rey Jaime I, concedió un privilegio a la ciudad para celebrar mercado semanal en la zona de la Boatella. Años después el rey Pedro IV autorizó a que el mercado tuviera carácter diario y al construirse un nuevo perímetro amurallado este quedó intramuros de la ciudad. El mercado aunque permanente estaba formado por puestos que se montaban por la mañana y se desmontaban al anochecer. Básicamente consistía en espacios cubiertos por toldos o lonas y en cestos de mimbres o esparto donde se colocaban los productos de la huerta.
A raíz del decreto de desamortización de Mendizábal de 1838 el Convento de las Magdalenas fue derruido y sobre él, se construyó el Mercado Nuevo o de los Pórticos. Inaugurado en 1839 tuvo corta vida ya que en realidad se trataba de un espacio descubierto al aire libre con un pequeño pórtico de donde le venía el nombre. Bien pronto se hizo necesaria la construcción de un nuevo mercado que cubriese la creciente demanda de una población burguesa y en constante auge poblacional.
Nació así el Mercado Central de Valencia. El Mercado Central de estilo modernista quedó como el edificio más representativo de los primeros años de 1900 en una ciudad rodeada de huerta.
Posee una superficie total de 8.160 metros cuadrados. Su planta es un polígono irregular de catorce lados y está dividida en dos zonas: una para la venta del pescado y la otra para productos de huerta y salazones principalmente. Tiene una gran cúpula peraltada de 30 metros de altura en el centro que cubre la zona de huerta y otra cúpula más pequeña en la zona de la pescadería. El sótano se usaba para la subasta de pescado.
La cerámica, el hierro, la piedra, y las vidrieras, adornan profusamente interiores y exteriores de este gran edificio dedicado al comercio. Destacan las vidrieras con los colores de la señera valenciana en la fachada del edificio.
Comenzado en 1914 por los arquitectos Alejandro Soler March y Francisco Guardia Vial, las obras del «Mercat Central» concluyeron en 1928, ya bajo la dirección de Enrique Viedma y Ángel Romaní, siendo inauguradas por Alfonso XIII el 23 de enero de 1928.
Los zócalos cerámicos provenientes de la fábrica de La Ceramo de Benicalap dan el contrapunto perfecto a una arquitectura industrial del hierro que hace del edificio, un ejemplar único en la arquitectura modernista valenciana.
También reseñar como elemento decorativo la veleta con forma de pez espada en lo alto de la cúpula de la pescadería, en contraposición a su compañera de la zona de huerta que es una cotorra. La cotorra se alza sobre una corona real.
La veleta, tiene nombre propio: la «Cotorra del Mercat», porque en torno a ella existe una cierta leyenda. Su condición de cotorra hace alusión a los chismes o cotilleos que siempre han sido habituales en los mercados. También se pone en contraposición a la veleta de la Iglesia de los Santos Juanes, conocida como el «Pardal de Sant Joan», ambos en constante lucha imaginaria, la cotorra como emblema de lo mundano y el águila de San Juan como emblema de lo espiritual. Dos concepciones de la vida en un mismo espacio o lugar. Plaza que ha sido centro comercial de la huerta valenciana desde que los musulmanes ocuparon la ciudad y que en la actualidad sigue siendo centro principal del comercio huertano valenciano.
En las imágenes se pueden ver la portada del proyecto original del Pabellón de las flores en el Mercado Central; fachada del mercado, aún en obras cercana su inauguración; comida ofrecida a los pobres y servida dentro de las instalaciones del mercado; la célebre “cotorra del mercat” y fachada principal del edificio.