Trump declara la guerra a la Unión Europea

El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó crecido a Helsinki. Aunque su país quedó eliminado en cuartos de final tras una penosa tanda de penaltis ante Croacia, el Mundial de Rusia se clausuró ayer con éxito dejando para el país un evento de prestigio que ha inspirado una explosión de patriotismo sin precedentes. Una vanidad que, en el caso del presidente de EE UU, Donald Trump, no recala en ningún tipo de acontecimiento. Ni tampoco es necesario. Como prueba, su relajado fin de semana en el que –lejos de encerrarse con sus asesores para preparar el encuentro de alto nivel–, dedicó buena parte del tiempo a jugar al golf, culpar a su predecesor por la deficiente respuesta al «hackeo» ruso de las elecciones o considerar a la UE como el principal enemigo de EE UU por su poder comercial.

«Bueno, creo que tenemos muchos enemigos. Considero que la Unión Europea es un enemigo, lo que nos hacen en el comercio. No lo pensarías sobre la Unión Europea, pero es un enemigo», señaló Trump en una entrevista con la cadena estadounidense CBS. Trump apuntó, además, que Rusia «es enemiga en ciertos aspectos» mientras que China es un «enemigo económicamente».

«Pero eso no significa que sean malos. No significa nada. Significa que son competitivos», aclaró el atípico gobernante. «Sabes que amo esos países [los de la UE]. Respeto a los líderes de esos países. Pero, en un sentido comercial, realmente se han aprovechado de nosotros, y muchos de esos países están en la OTAN y no estaban pagando su parte», criticó Trump.

Entretanto, Helsinki, la capital de Finlandia, se exhibe una vez más orgullosa de su historia como anfitriona de encuentros entre Washington y Moscú y acogerá hoy la cumbre de ambos líderes, entre protestas, medidas de seguridad y la incertidumbre ante los acuerdos que se puedan alcanzar. El papel de Irán en la guerra de Siria, el conflicto en el este de Ucrania, el desarme nuclear o la presunta interferencia de Moscú en las elecciones estadounidenses copan la agenda de la cumbre. La cita es extraordinaria, dadas las crecientes diferencias entre los dos países en política internacional, y de resultados difíciles de anticipar, por el carácter impredecible de Trump, la opacidad de Putin y los escasos avances que han logrado los negociadores de ambos lados en los días previos. La incertidumbre ante la cumbre se extiende por algunas capitales europeas y ha llevado al ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, a advertirle a Trump frente a la tentación de «negocios unilaterales» a costa de sus aliados.

El asunto en el que es más probable que se llegue a algún tipo de acuerdo es Siria, según coinciden en señalar la mayoría de expertos, que apuntan que EE UU quiere limitar la presencia militar iraní, especialmente en el suroeste del país y, a la vez, planificar su retirada de este conflicto. En esto contaría con el firme respaldo de la vecina Israel.

No obstante, el punto más conflictivo, pero ineludible, del orden del día es el de la presunta injerencia rusa en las presidenciales de 2016, asunto que ha escalado a una nueva dimensión después de que el fiscal especial estadounidense Robert Mueller acusase a doce agentes de la inteligencia rusa del supuesto robo y difusión de datos electrónicos de la campaña de la candidata Hillary Clinton. Es difícil que ambos líderes alcancen aquí algún tipo de acuerdo, según los observadores internacionales, que esperan, sin embargo, nuevos matices en sus posicionamientos.

Muchas voces han llamado a Putin y Trump a aprovechar el encuentro de Helsinki para prolongar el New START, un acuerdo de EE UU y Rusia para reducir sus respectivos arsenales nucleares, cuya vigencia se acabaría en 2021. No obstante, Washington y Moscú mantienen en este asunto intereses cruzados y quieren ligar la extensión del New START a otras cuestiones en política armamentística. Moscú ha criticado en repetidas ocasiones el despliegue de sistemas de misiles estadounidenses en Europa del este y Estados Unidos ha denunciado múltiples veces violaciones rusas del Tratado INF, que eliminó todos los misiles nucleares y convencionales de rango corto y medio.

Ucrania es el cuarto punto de la agenda, aunque el conflicto en el este del país entre el Ejército de Kiev y los rebeldes prorrusos apoyados por Moscú lleva meses enquistado y los últimos alto el fuego pactados han sido absolutamente ineficaces. Dejando de lado las declaraciones de Trump sobre un posible reconocimiento estadounidense de la ilegal anexión rusa de Crimea, el único posible avance viable podría estar relacionado con la propuesta de Putin de una misión de «cascos azules» para la zona. La idea, que Moscú lanzó hace meses, ha chocado con la oposición de Ucrania y las reticencias de París y Berlín, los principales valedores de Kiev en las negociaciones de paz para el conflicto.

Es incierto que la situación en Venezuela se vaya a colar en la reunión, a pesar de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, pidió en Twitter a Trump que inste a Putin a dejar de apoyar a Nicolás Maduro. Según la Presidencia finlandesa, que acoge el encuentro, la cumbre comenzará poco después del mediodía con un encuentro cara a cara de Trump y Putin, al que seguirá una comida de trabajo a la que se sumarán los principales asesores de ambos políticos y luego una rueda de prensa. La reunión de Helsinki será la última parada de la gira europea de Trump, que acudió esta semana a la cumbre de la OTAN en Bruselas y luego visitó Reino Unido.

Fuente: La Razón

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