«Hay zonas que da pena ver de cómo están», critican decenas de usuarios del parque. Miles de vecinos visitan el antiguo cauce en agosto y lo encuentran falto de mantenimiento
La escena, vivida esta misma semana frente al Palau de la Música, ejemplifica la situación actual del Jardín del Turia. Un grupo de turistas protesta por el precio de las botellas de agua en una máquina expendedora mientras dos ciclistas esquivan, cerca de ellos, unos cuantos adoquines levantados para evitar caerse. Unos metros más allá, la columnata firmada por Ricardo Bofill permanece clausurada para evitar desprendimientos tres décadas después de su construcción.
La situación de buena parte de los más de siete kilómetros que comprende el Jardín del Turia es muy mejorable, como manifiestan los propios usuarios del parque urbano. Cabe destacar que con la llegada del verano, el río se convierte en la válvula de escape para miles de vecinos de la ciudad. Y las deficiencias del trazado se dejan ver, y mucho, en los meses estivales.
«La verdad es que hay zonas que dan pena de ver, como lo que hay frente al Mercado de Campanar», explica Mario, que visita el río con sus dos hijas pequeñas. «Solemos bajar todos los días porque en Campanar tampoco hay muchos parques y hay zonas que son bastante mejorables», asegura este habitual usuario del Jardín del Turia. Lo cierto es que un paseo de las zonas más transitadas del viejo cauce, como son tramos como el II, el IX, el X o el XI, revelan ciertos signos de abandono evidentes para quienes pasean habitualmente por el parque.
Sirva como ejemplo el pequeño bosque situado frente a la estación de autobuses, en el tramo IV. En él, el temporal de finales del pasado año derribó decenas de pinos, protagonistas de una zona arbolada que pretende reunir buena parte de las especies típicas del bosque mediterráneo. La realidad es que pese a que en jornadas de temporal el río se cierra para evitar accidentes, en la zona todavía quedan decenas de troncos caídos y tocones abandonados, lo que da mal aspecto a una zona del río, la más cercana al parque de Cabecera, que se encuentra en mal estado.
Esta zona es, además de una de las más utilizadas según explican los jardineros que trabajan en el río, una de las más antiguas. Los primeros tramos tienen como hilo conductor el agua y en ellos se encuentra la abandonada Casa del Agua, que había de articularse como puerta de entrada al jardín pero que en la actualidad languidece sin que se le haya podido encontrar un uso.
En estos primeros tramos hay decenas de estanques en torno a los distintos parques infantiles o deportivos planeados para dar servicios a barrios como Nou Moles o Campanar, con pocas zonas verdes. Sin embargo, la realidad es que buena parte de estos lagos artificiales están totalmente resecos, como el situado junto a la Casa del Agua o el que discurre bajo el puente de las Glorias Valencianas, entre las grandes vías y Pío XII. Esa zona, además, está llena de escombros y el firme del carril bici situado en el Jardín del Turia está repleto de pequeñas montañas provocadas por el levantamiento del asfalto, lo que unido a las zonas que se embarran cuando llueve hace muy complicada la circulación por la zona con bicicleta durante prácticamente todo el año. «Tenéis que tener cuidado, rodeadlos», dice un guía a un grupo de turistas que recorren el viejo cauce del río en bicicletas alquiladas.
La situación mejora pero levemente conforme el antiguo curso fluvial va hacia el mar. Es habitual que el tramo situado junto al Puente de las Flores, muy utilizado por todo tipo de ferias y eventos que se realizan en la explanada entre este puente y el de la Exposición, esté repleto de basura, ocupado por camiones o con la vegetación crecida, lo que afean los usuarios del bar situado junto a la explanada. «No venimos a menudo, pero sí en verano, y es incómodo estar tomando algo tan cerca de los árboles, ensucian mucho», lamenta una pareja mientras, eso sí, otros comensales alaban la sombra que ofrecen los árboles.
El abandono del Palau
Pero la zona donde más se entrevé los problemas que tiene el río es el jardín del Palau de la Música. Se trata de un parque de inspiración clásica, con poco verde y mucho asfalto. En este punto se ubica, además, la columnata neoclásica que firmó Ricardo Bofill. Esta instalación es una de las que se encuentra en peor estado de todo el trazado. Desde hace meses, la zona está vallada por el Ayuntamiento. La realidad es que el abandono en esa columnata es tal que los vecinos de este tramo, habituales usuarios del mismo, aseguran que los estanques han estado secos «desde hace años». «Además, se lo dices a los operarios de jardines y dicen que no pueden hacer nada, que es casi mejor que estén secos porque se pueden limpiar mejor y te evitas los mosquitos», desvela Arturo Sánchez Márquez, residente en una calle cercana al tramo en cuestión.
La columnata está en estado de ruina y el Ayuntamiento tiene que acometer su reparación. La concejala de Parques y Jardines, Pilar Soriano, explicó el pasado viernes durante una visita al parque Gulliver que la columnata lleva clausurada «ocho meses». «Se ha abierto ya el sobre uno del proceso de licitación y el 4 de septiembre se abre el segundo. Es una obra delicada. Desde que detectamos los problemas de estructura se ha puesto en marcha todo el mecanismo. Lentos pero seguro. Está presupuestada para este año», comentó Soriano.
La concejala también aplaudió la «mejora» del estado del parque desde la llegada del tripartito al Ayuntamiento de Valencia. «El Organismo Autónomo de Parques y Jardines Singulares tiene una ventaja, y es que la gestión es directa. El río tiene un uso muy masivo y el estado es bueno. Hemos efectuado importantes mejoras: la fuente del Palau perdía agua y la hemos restaurado. Todas esas obras se han ido acometiendo», comentó Soriano, que indicó que se trata de un jardín «muy singular: el propio concepto de un antiguo río es muy especial. Está en unas condiciones óptimas. A nivel de mantenimiento después de un gran evento puedes tener algún problema pero existe un gran número de personas que cada semana trabajan aquí de lunes a domingo para que esté en las mejores condiciones». La edil de Parques y Jardines, sin embargo, sí admitió que si pudieran invertir más dinero en el mantenimiento y la conservación del parque lo harían: «Hemos creado en 2016 una bolsa de trabajo para jardineros como servicio primordial para la ciudad para cubrir bajas. He firmado unos 15 contratos de cara al verano, pero siempre se necesita más gente. Si el Estado lo permitiera, contrataríamos más gente. La jardinería es una de las áreas que más ha sufrido los recortes y estamos intentando recuperar el nivel».