Un pirómano siembra el terror en Xàbia y Benitatxell

La Guardia Civil investiga quién puede ser el pirómano que ha devastado uno de los parajes naturales de la Marina Alta y ha puesto en peligro la vida de miles de personas que se han visto rodeadas por el incendio forestal que ha arrasado alrededor de 400 hectáreas en Xábia y Benitatxell y el parque natural de La Granadella.

Hasta el momento el Seprona estudia el origen de los cuatro focos detectados en diferentes zonas trabaja para saber si hay posibles testigos para su identificación.

Desde el domingo trabajan en la zona un total de 372 efectivos y 22 medios aéreos. La Unidad Militar de Emergencias, UME, ha enviado un total de 222 militares Efe

que trabajan en las tareas de extinción.

Poco antes de la dos de la tarde de ayer el viento volvió a cambiar de dirección y las llamas se volvían de nuevo hacia Benitatxel donde la Guardia Civil tuvo que desalojar a los vecinos de la urbanización Cumbres del sol.

De nuevo tuvieron que ir puerta a puerta de cada una de las casas para velar por sus ocupantes. Ya lo habían hecho durante toda la noche anterior cuando pusieron a salvo a más de 400 personas que ocupaban 200 viviendas de las urbanizaciones Pinosol, Pinomar, Tossalet, Cansalaes, Granadella, Costa nova, Villes del Vente, Adsubia, Puerta Fenicia.

Las altas temperaturas, alrededor de 40 grados, la escasa humedad, solo del 30 por ciento, y el viento hicieron temer los peor cuando las llamas cercaban las numerosas viviendas de las urbanizaciones que plagan la montaña.

Todos los representantes institucionales manifestaron su máxima preocupación por la cantidad de personas, la mayoría residentes extranjeros que se alojan y viven en la zona.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, suspendió todos los actos previstos en su agenda para desplazarse hasta el Puesto de Mando desde donde seguir las labores de extinción coordinadas por los responsables de Emergencias de la Generalitat.

El delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, destacó el despliegue de medios enviados desde los Ministerios de Agricultura a la Comunitat para las tareas de extinción.

El desastre comenzó cuando al caer la tarde del domingo la situación se complicó. Las llamas cercaban las casas y los agentes, que habían iniciado la operación con avisos luminosos y acústicos, decidieron entrar en todas las viviendas para poner a salvo a todas las personas que se encontraban en su interior.

El ambiente era irrespirable. El calor de las llamas y el humo obligó a utilizar mascarillas para respirar. La deshidratación de los efectivos era otra de las preocupaciones de quienes en ese momento dirigían la operación.

Algunos de los ocupantes de las casas se negaban a salir de ellas y se resistían a dejar todas sus pertenencias a merced de fuego. A pesar de la gravedad de la situación, poco a poco, la Guardia Civil, convenció a cada uno de ellos para que pudieran salvar sus vida.

Un hombre de nacionalidad inglesa, de 93 años, tuvo una crisis de ansiedad, provocada por el nerviosismo del momento, y comenzó a agredir a todos los que se encontraban cerca. Tras algunos forcejeos lograron calmarle y sacarlo del domicilio.

En otro momento, un vecino alertó a los efectivos de la Benemérita de que en otra casa cercana había algunos niños. Los propios agentes calificaron la escena que encontraron de «dramática». Dentro, dos personas mayores, de nacionalidad inglesa, tenían a su cargo a cinco niños. «Estaban con la luz apagada, asustados, sin saber qué hacer porque las llamas se acercaban y no tenían vehículo para desplazarse». Los Guardias Civiles cogieron a los niños y junto con los ancianos los subieron al vehículo oficial.

El intenso humo hizo que algunos conductores se perdieran por los caminos que llegaba a la zona urbana. Se detenían desorientados y sin saber por dónde avanzar. A las cuatro de la madrugada los agentes, tras quince horas de trabajo con altas temperaturas y el humo que dificultaba la respiración, lograron poner a todas los vecinos de las zonas afectadas a esas horas a salvo.

La mayoría de las mil personas desalojadas acudieron a los dos albergues que Cruz Roja y las autoridades habían habilitado. El Instituto Antoni Llidó de Xàbia y el colegio Santa María Magdalena de Benitatxell, donde Cruz Roja, a mediodía de ayer, había atendido a cerca de quinientas personas, de las que solo tres tuvieron que ser trasladas a un centro hospitalario.

Los vecinos de Xàbia que celebraban sus fiestas, inmediatamente se solidarizaron con los afectados. No solo llenaron los albergues de bebida y comida, sino que también ofrecieron sus casas para que pudieran pasar la noche en un entorno más familiar.

Por la mañana las cosas no habían cambiado demasiado. Las llamas seguían acercándose a las casas y sus moradores cogían sus cosas más necesarias para intentar pasar la jornada lo más serenamente posible. Algunos de los que permanecían en los albergues manifestaban su pesar y afirmaban que salieron de sus casas para preservar sus vidas. El drama continuaba. No saben cómo encontrarán sus enseres al volver.

A última hora de la tarde de ayer el incendio seguía descontrolado y uno de sus focos se acercaba la Xàbia. Cerca de la Granadella los coches se calcinaban en cadena sin que nadie pudiera evitarlo. Siniestro total.

Pero no era lo peor las autoridades continuaban preocupadas por la situación sin que, de momento, contemplaran la posibilidad de que el fuego pudiera controlarse. Dieciséis urbanizaciones se habían visto afectadas a las ocho de la tarde de ayer. Hasta mañana no se espera que el fuego pueda apagarse.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, permaneció toda la tarde en el puesto de mando siguiendo la evolución de los efectivos que actuaban en los parajes devastados. No había tregua.

En una declaraciones efectuadas a los medios de comunicación por la mañana había calificado al posible pirómano de «desgraciado y malnacido» por provocar el siniestro. «Estoy afectado como el conjunto de los ciudadanos de esta Comunidad porque el domingo, que había circunstancias terribles, las aprovechó para hacer un daño enorme a muchas personas y a todos los valencianos porque el fuego afecta a nuestro patrimonio natural».

Hay que recordar que el 30 por ciento de los fuegos que se producen en el Mediterráneo es intencionado, como en esta ocasión que ha sido en una de las localidades costeras más emblemáticas de la provincia de Alicante.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo anunció ayer que hoy acudirá a Xàbia para seguir desde el puesto de mando los trabajos de extinción.

Al caer la tarde los medios aéreos comenzaron a retirarse de la zona. De nuevo los residentes de las urbanizaciones pasarían la noche en los albergues preparados por Cruz Roja y en las casas de los vecinos que han abierto sus puertas para intentar ayudar a todos los que un día más no pueden volver a sus hogares. Hoy intentarán hacerlo.

Source: Comunitat Valenciana

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