Entre Pablo Casado y Albert Rivera se encuentran varias similitudes, a resaltar: ambos son jóvenes, se decantaron por la carrera de Derecho, nacieron con los valores de la Constitución del 78 asentados y emulan el legado político de Adolfo Suárez cada vez que encuentran ocasión. La diferencia es que éste ya ha escogido, o al menos así cree su hijo que habría hecho: «Pablo Casado es mi apuesta para liderar el PP y construir ese futuro mejor que debemos ganar para España», se posicionó en un reciente desayuno empresarial de campaña del nuevo presidente del PP por ganar las primarias, además de decir en sucesivas ocasiones que el nueve presidente puede liderar la construcción de la España que quiso su padre. Una afinidad que se lleva fraguando desde hace tiempo, pero que ha sido invisible para los focos cuando Casado no era el principal interés, sino el líder de Ciudadanos, en las elecciones generales de 2015. Tanto Rivera como Rajoy disputaban en aquel entonces por erigirse como los reeditores del espíritu de la Transición, y el ex presidente del Gobierno celebró un acto de campaña en Ávila junto al hijo del primer presidente de la democracia, en la plaza donde se encuentra la estatua de Suárez. En esas palabras, su hijo ya mencionó la amistad que le unía a Pablo Casado, y cuando el acto terminó y los ojos de los periodistas siguieron a los dos candidatos, Casado y Suárez Illana, en privado, se dirigieron a la tumba del líder de UCD para depositar unas flores. En el PP no se ignora la necesidad de rescatar un discurso ilusionante, ideológico, que recupere un electorado «dormido», y Adolfo Suárez significó esa esperanza para una nutrida sociedad española que necesitaba aire nuevo.Casado no ha obviado el efecto de dejarse acompañar por la figura de ese legado, su hijo, a quien introdujo en su campaña y, según afirman desde su entorno, ha sido un gran apoyo y buen asesor. En la elaboración de su discurso tras hacerse con la victoria cuentan que intervino Suárez Illana, un mensaje directo que hizo hincapié en un concepto: «Defensa sin complejos» de unos ideales.
El contacto de Suárez Illana con la política se remonta a su niñez, desde que su padre era presidente del Gobierno, y de hecho él intentó hacerse un hueco en la arena política presentándose como candidato a la presidencia de Castilla- La Mancha en 2003 de la mano del PP, bajo Gobierno de José María Aznar, cosechando unos resultados no deseados que le llevaron a abandonar su acta de diputado autonómico. Fue la ex ministra de Defensa María Dolores de Cospedal quien le sustituyó como candidata a la presidenta de la Junta de la Comunidad. Ambos han desarrollado una buena amistad, como corroboran las imágenes de archivo juntos en actos en los que Suárez Illana acudía para respaldar a Cospedal, quien también ha significado un importante respaldo a la candidatura de Casado. Los dos apoyaron a Casado en el desayuno económico organizado por Nueva Economía Futuro.
En el Congreso Extraordinario del PP no pasó desapercibido el hecho de que Casado entrara en el hotel Marriot Auditorium junto con el hijo de aquel presidente que encaraba el olvido de Franco, y saliera también acompañado por él al término de su discurso de programa. Queda aún por ver si el nuevo líder del PP le tiene reservado un puesto en su equipo, lo que no sería muy descartable a tenor de su reciente publicación en Twitter: «Adolfo Suárez Illana es una referencia a nivel profesional, político y depositario del legado de su padre, el gran Suárez. Abracemos la concordia y apelemos a la ambición de futuro».
Fuente: La Razón