Una veintena de fallas, bajo el punto de mira por suciedad

Más basura, más ceniza, más vidrio y papel reciclado y una veintena de comisiones falleras en el punto de mira por no cumplir con su parte de la limpieza de calles es el balance provisional de las Fallas de 2017.

Tras la cremá de los monumentos, la noche del domingo se recogieron 2.338 toneladas de ceniza y arena (un 4,7 por ciento más que el año anterior), mientras que los residuos no reciclables sumaron 7.336 toneladas (un 3,5 por ciento más), y el reciclaje de vidrio aumentó en una proporción superior al 30 por ciento.

A pesar de que, según la concejala de Medio Ambiente de Valencia, Pilar Soriano, «ha habido un nivel alto de limpieza» en la ciudad, el Ayuntamiento ha levantado acta a una veintena de Comisiones falleras por infracciones en limpieza, aunque se encuentran en fase de estudio para saber cuáles son susceptibles de un procedimiento sancionador.

Asimismo, y pese a que se quemaron doce contenedores y 1.299 papeleras (casi un dos por ciento menos que en 2016), Soriano consideró ayer que «no han sido unas fiestas muy vandálicas» con el mobiliario urbano.

La limpieza de la ciudad durante la semana grande de las fiestas josefinas ha costado a las arcas municipales 1,1 millones de euros, de los que 200.000 euros se destinaron a la limpieza de la Nit de la Cremà. Especial atención merecieron los barrios de Russafa y El Carmen, donde la noche del día 18 costó una hora más de lo habitual llegar al nivel de limpieza óptimo.

Más seguridad para 2018

No obstante, la Federación de Vecinos de Valencia no coincide con esta valoración y reclama cambios para la convocatoria de 2018. A juicio de los vecinos, habrá que analizar si los dispositivos de limpieza y transporte público dispuestos han sido deficitarios para incrementarlos de cara a las próximas fiestas cuando la cremá caerá lunes «y aún podría ser mayor la llegada de turistas».

De igual modo, manifestaron su preocupación por las situaciones de masificación que se han producido principalmente durante todo el fin de semana, tanto en el centro como en el barrio de Russafa, en mascletás, castillos, fallas de Especial y Ofrenda. «Esta gran cantidad de gente se podía haber traducido en situaciones graves de producirse algún imprevisto o incidente que, por suerte, no se dio».

Desde el grupo municipal del Partido Popular también se vertieron críticas hacia la gestión del Ayuntamiento en esta materia. Así, la concejala María Àngels Ramón-Llin denunció la suciedad y los malos olores que se produjo en muchas calles de Valencia durante las Fallas y lo achacó a «una mala planificación de los servicios de limpieza por parte del tripartito».

Para el PP, las Fallas de este año, en que se ha estrenado la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, «requerían de una planificación extraordinaria de los servicios de limpieza». Sin embargo, a parecer de la concejala popular, «el alcalde Ribó y su equipo de Gobierno no han sido capaces de prever un dispositivo que garantizara que la ciudad no presentara la imagen que ha dado en muchas zonas: llenas de basura por las aceras y calzadas, con olor a orín y con las papeleras y contenedores desbordados».

Por su parte, su compañero de partido Alberto Mendoza, denunció que la «mala planificación» realizada por el Gobierno municipal «desbordó» a la Empresa Municipal de Transportes (EMT) durante las fiestas.

Los que sí parecen contentos son los hosteleros. Según un estudio de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), para tres de cada cuatro empresarios del sector, las Fallas de 2017 han sido mejores que las de 2016. Para el 80 por ciento de establecimientos, la actividad fallera de este ha supuesto un cinco por ciento de incremento de la facturación respecto al año anterior.

Source: Comunitat Valenciana

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