Se cumplen treinta años desde que las mujeres ingresaran por primera vez en las Fuerzas Armadas, 30 desde que la academia de Baeza abriera sus puertas a las primeras mujeres de la Guardia Civil. Desde entonces, su número ha ido aumentando. 15.286 en las Fuerzas Armadas y 76.238 en la Guardia Civil. Aunque todavía queda camino por recorrer. Aún hay escalafones donde las mujeres ocupan un 2,56% en suboficiales frente al 8,3% de cabos y guardias o 3,31% de oficiales. Para ello, la Guardia Civil y el Instituto de la Mujer han promovido cursos de formación y liderazgo para dar valor a la mujer e incentivarlas para los ascensos.
La Once ha hecho este año un cupón homenaje para hoy y hará otro para las mujeres Beneméritas el próximo 10 de noviembre e incluso contarán con un sello conmemorativo de Correos.
La cabo 1º Rosa Olleros es una de las mujeres más antiguas del Cuerpo. Tiene la energía que da el paso ligero de los años de instrucción, la fuerza de combate capaz de afrontar hasta un cáncer ya pasado y el honor intacto con la tradición familiar de un padre y hermanos que visten el uniforme. Ha sido «la primera» en abrir camino a otras mujeres en los puestos que fue ocupando: Primera en Granja de San Ildefonso en 1991, en la jefatura del servicio marítimo, en la jefatura de unidades especiales y reserva (UER), o como cabo en el puesto de Berlanga de Duero (Soria). Estuvo diez años en el servicio de información y actualmente trabaja en el Mando de Apoyo.
A su ingreso en la academia de Baeza llevaba en la maleta poco más que aquello que venía publicado en el BOE: lo básico para casi diez meses de instrucción. Asegura que todos los inicios en algo son «precarios», y que las primeras semanas de adaptación fueron «difíciles» hasta que cogieron el ritmo y encontró mucho apoyo entre el resto de compañeras. «Eramos 199, no había sitio más que para 200 por la capacidad de la academia de Baeza. Recuerdo el apoyo entre nosotras y quien padecía una cosa intentábamos echar una mano para que saliera a la altura de las demás». «Ya somos visibles, pero hay que avanzar más». Dice que la Guardia Civil es una gran familia y se emociona al recordar cuando estuvo hospitalizada cómo no hubo un día sin visitas de amigos-compañeros.
Fuente: La Razón